Capítulo 18

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Elsa entró a su casa y cerró la puerta. Con cuidado, dejó el diario en una repisa. Escuchó la suave respiración de Anna en la habitación siguiente a la suya. Soltó un suspiro y golpeó levemente la puerta del cuarto de Kristoff. Después de no recibir respuesta, confirmó que todos estaban dormidos. Se sentó en el sillón del salón principal a esperar a Hiro.

La casa estaba en completo silencio. La vista de Elsa se movía de las agujas del reloj a la ventana. Finalmente escuchó unos suaves pasos y abrió la puerta antes de que pudieran tocar el timbre. Hiro hizo una mueca y entró a la casa. Su vista estaba fija en el piso, no se atrevía a mostrar la cara-

-Escucha, tu plan es ridículo.

Hiro murmuró unas palabras y secó una lágrima que estaba cayendo por su mejilla.

-¿Por qué lloras? Fuiste tú el que decidió escapar de tu casa.

-Problemas con Tadashi. Cass no deja de llamar y mandar mensajes.

La rubia platinada dudó unos segundos y estiró los brazos. Dio unos pequeños pasos en silencio, apenas viendo la cara del chico gracias a la poca iluminación. Hiro torció la cabeza se acercó lentamente. Cuando ella envolvió sus brazos en él, Hiro rompió en llanto. No entendía por qué, pero aun así no lo soltó. En cuanto el pelinegro se separó, soló murmuró un 'gracias' y se limpió la cara.

-Bien. Te mostraré donde duermes.

Elsa armó una cama improvisada para Hiro y le permitió acomodarse antes de meterse en su cama.

-Sabes que si te ven en la escuela le avisarán a Cass, no?- Elsa tenía las manos descansando debajo de su nuca. Sus ojos tenían un leve brillo, aun que seguían con un toco oscuro.

-Puedo faltar... Aunque Anna y Kristoff sabrían que estoy acá- El chico se sentó y miró la pared.

-Yo arreglo eso. Si quieres... lee un libro o algo.

Hiro asintió y se dirigió a la repisa a ver los libros. Pasó sus dedos por todas las cubiertas pero su mano se detuvo en uno en específico. Lo extrajo se su lugar con extremo cuidado. Su cara se iluminó al leer lo que contenía el diario.

-Oh, veo que descubriste el diario de los gemelos. ¿Quieres ver algo genial?

Saltó de su cama y se tiró al piso al lado de Hiro. Pasó las páginas mirando los detalles y sintiendo la desgastada textura. La chica contuvo la respiración al encontrar la página de Bill Cipher.

-Esto es.

-Un... ¿Dorito?

-¡No! Es un demonio de los sueños... O según Mabel, un isósceles malvado. Pero es asombroso. Podes pedirle lo que sea, haciendo un trato con él. Al menos eso es lo que me explicaron.

-Osea que si yo le pido algo como... no sé, pedirle un favor y sello el trato, solo tendré que convocarlo?

-Si...- Elsa pausó unos segundos- Me dijeron que no debía convocarlo. Es engañoso.

Elsa había apartado la vista del diario, pero Hiro no podía. Esto era algo distinto a lo que había visto jamás. Ella cerró los ojos y meditó un poco.

-Pero tal vez podamos hablar con él. Iré por tizas -Sus ojos tenían una chispa amarilla.

Elsa volvió con tizas y velas. Luego de hacer lo que el diario pedía para poder convocarlo, comenzó a murmurar las palabras que el diario indicaba. Tomó la mano  de Hiro y la apretó. El canto se volvió un poco más fuerte, pero antes de que pudiera despertar a alguien, todo se tornó blanco y negro. El tiempo pareció congelarse, y unas luces aparecieron seguidas de una figura negra. Soltó una risa macabra y tomó forma y su usual color amarillo.

-Oh, es bueno estar de vuelta -Estiró su brazo- Mi nombre es Bill Cipher.

-Ya sabemos quién eres.

-Y yo sé quiénes son ustedes y muchas cosas más- Su cuerpo perdió color y empezó a mostrar imágenes de acontecimientos de la vida de los chicos, seguidas por algunas imágenes de Gravity Falls.

-¡Estás loco!- Hiro le apuntó con el dedo.

-Claro que lo estoy. ¿Cuál es tu punto?

-N-No importa. Queremos hacer un trato. Tú nos ayudas a nosotros y nosotros te daremos algo a cambio.

-Hmm, bien. Luego les diré los detalles de mi plan.

-Bien- Elsa dio unos pasos adelante- Quiero venganza. De Jack Frost. De Anna. De todos los que me dejaron de lado.

-Y yo de GoGo. Por Tadashi y Cass.

-Trato- Bill estiró su brazo y su mano cubierta en llamas azules. Estrechó las manos de cada uno y saludó con su sombrero.

-Bien, a trabajar. Recuerden, el universo es un holograma, la realidad una ilusión, compren oro. ¡Adiós!

Y con eso todo volvió a la normalidad.

Deseos en la oscuridadWhere stories live. Discover now