En el otro reino - Freenbecky

Capítulo 5

Tanto el príncipe como la señorita Freen tuvieron una escueta conversación en el baile, que apenas trató el tema del clima. Ninguno de los dos sintió desagrado por el otro, era simple falta de interés. Como en una especie de acuerdo tácito, ambos se quedaron juntos el resto de la noche, aunque no se comunicaron entre ellos. Se unieron a lady Irin y a la princesa para pasar desapercibidos, por lo que se podría decir que el baile de la reina fue un éxito.

A pesar de todo, la princesa logró concertar un paseo al día siguiente por el parque, para que ambos fueran vistos en público y considerados "fuera del mercado".

—Becky, ¿realmente es necesario hacer esto?

—Sí, Richie. Tienes que cortejar al diamante de la reina, a eso vinimos ¿recuerdas?

La princesa vio la mueca de disgusto de su hermano, así que sonrió satisfecha, el acuerdo con la señorita Freen funcionaría muy bien, y tal vez, podría llegar a conocerla mejor.

El parque era bastante agradable, el aire fresco, las flores de primavera olían bien, e incluso alguna que otra fuente decorativa parecía linda, así que la princesa paseaba tranquila, conversaba con su amiga mientras observaba a su hermano intentar entablar conversación con la señorita Freen, lo cual le parecía divertido.

El príncipe notaba que las personas a su alrededor los observaban, lo cual hacía más incómoda la situación. Sin embargo, la señorita a su lado no parecía inmutarse, parecía más bien inmersa en sus propios pensamientos.

—¿En qué piensa, señorita?

La joven se sobresaltó un poco, lo que hizo que el príncipe soltara una disculpa.

—Sólo pensaba en cosas mías, mientras observaba el paisaje.

—Ah, ya veo. ¿Tiene algún pasatiempo favorito?

—Sí, de hecho. Me gusta mucho pintar, tengo a mi madre cansada de tantos cuadros que he acumulado.

El príncipe sonrió, al menos la señorita intentaba ser amable. Tenía la impresión de que algo le había dicho su hermana, y por eso ni siquiera se molestaba en intentar hablar.

—Ya veo. Mi pasatiempo favorito últimamente era la arquería.

Se produjo otro silencio, uno tan extenso que incluso el príncipe miró hacia atrás, en dirección a su hermana, con una mirada de auxilio. Así que la princesa se posicionó al otro lado de la señorita Freen, quien a pesar de estar abstraída, notó enseguida su presencia.

—Señorita Freen, anoche no tuvo problema alguno en discutir conmigo, ¿pero hoy no puede decirle más que un saludo a mi hermano?

—No recordaba que hubiéramos acordado que debía ser amiga de su hermano, ¿o sí, princesa Becky?

El príncipe las miró de reojo, sorprendido. Había una extraña intensidad entre ellas, como si buscaran enfrentarse, pero a la vez no.

—No le estoy pidiendo que sea su amiga. Sólo le pido que al menos pretendan conversar, para que el resto de las personas crean que realmente están cortejando. Y tal vez sonreír de vez en cuando.

Freen sonrió con falsedad al escucharla, no le gustaba para nada que la princesa le diera órdenes.

—No es mi culpa que su hermano no sepa llevar una conversación, princesa, a diferencia de usted que parece incapaz de contener su labia.

La princesa se enfadó con la respuesta de la señorita Freen, pero se contuvo y le sonrió diplomáticamente.

—Mi hermano sabe llevar una conversación, pero a veces se topa con personas que no ponen de su parte y no se comunican. Es entonces cuando me pide asistencia, ya que tengo experiencia en relaciones diplomáticas.