Epílogo

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Capítulo 3
Parte 20: Finales felices bien merecidos.

A finales del año 2012, Rosalie y Emmett Hale, consiguieron aquello tan ansiado entre sus dos vidas anteriores. Tristana Swan cumplió con lo prometido, aquella promesa hecha a finales del 2006, había sido hecho; fueron purificados en agosto.

Los recuerdos perturbadores, inquietantes, molestos y desgraciados desaparecieron de los nuevos humanos Rosalie y Emmett, donde sus vidas recién iniciaban luego de haber dejado en buenas manos a su hija adoptiva Tristana, y tras renovar por decima vez su matrimonio, fueron a vivir su Luna de Miel en septiembre hasta octubre, siendo esperanzados y victoriosos a finales de noviembre con la noticia mas esperada. La hermosa pareja joven esperaba a su primogenito.

—¡Los esfuerzos han dado frutos, Tris!—exclamó sollozando y llorando la rubia de ojos marrones claros.

La pelirroja se encontraba observando justo en esos momentos el paisaje hermoso de Brasil, en una linda cabaña cerca de la playa. Desde el marco de su puerta, mientras a lo lejos Quil y Leah correteaban la playa.

—¡Buenaventurada sea tu dicha! Felicidades Reina. —felicitó con una cálida sonrisa la pelirroja, tras escuchae el sonido tras la llamada.

—¡Lo logré pelirroja! ¡logré embarazarla! ¡no sabes el orgullo que siento!—exclamó a lo lejos Emmett.

Aunque luego se escucha un gritito de júbilo y diversión. Tal parece que el hombre fortachon había alzado al vuelo a la rubia mujer, de la felicidad.

—Soy muy feliz por ustedes, papás. —expresó mientras se limpiaba las lágrimas de tanta emoción. —¿Y de cuántas semanas o meses ya son?

—¡Dos meses! Se que debimos decirte desde el momento uno, pero no queríamos ilusionarnos... Espero nos entiendas pequeña —contesta Rosalie aún jadeando por la sorpresa repentina de estar en los brazos de su esposo.

Tristana sintió demasiada dicha, soltando lágrimas al igual que la otra mujer tras la llamada.

—Los comprendo. Y espero puedan avisar aunque sea cuando nazca mi nueva media hermanita o hermanito. —bromea la pelirroja, tratando de tener compostura para no caer al suelo.

—¡Así será Tris! Espero vengas pronto para elegir juntas su nombre. —contesta Rosalie muy emocionada.

Sin embargo, Emmett escucha el hambre de su esposa y poco después la pareja joven olisquea su ambiente, sintiendose el olor a chamuscado y poco después la alarma de incendio.

—¡Se quema el asado al horno!—gritó asustado Emmett.

Rosalie hace una mueca de super preocupación, y sabe que se ha escuchado el jaleo detrás.

—Te hablamos después Tris. Iré a evitar perder mi amada cocina. ¡te queremos! —comenta Rosalie colgando rápidamente la llamada.

Tristana en cambio, al estar sin la comunicación telefónica. Baja los pequeños escalones de la cabaña, toca suelo de aquella hermosa y dorada arena de playa. Solloza llamando la atención de los Quileute que enseguida corren hacia ella, hace una semana atrás que se habían casado al fin, por lo que les era muy extraño ver a su impronta y esposa tan sensible.

—¡Tristana!

—¿Qué te pasa?

—¿Alguien ha tenido un accidente?

—¿Te duele algo?

—¡Contesta por favor!

Cada pregunta y cada pedido era dicho con suma preocupación y urgencia. Pero en cuanto Leah se acerca, la pelirroja no aguanta más la emoción de sentimientos aglomerados, perdiendo la consciencia en los brazos de sus compañeros, asustandolos.

—¡Un doctor! ¡llamen a un doctor, por favor!—escuchó al último, luego de perder la consciencia.

[...]

Un día después, pudieron llegar a tiempo al hospital donde el médico reveló una hermosa noticia para la pareja de jóvenes, la pelirroja no debía ser impuesta a mucho estres o peligro, porque ya estaba en pleno proceso de gestación. Por eso, tantas emociones le habían dejado sin fuerzas, y por consiguiente en ese día ninguno dejó que la pelirroja se levantara hasta hacer todos los examenes posibles para saber que ninguno estaba en peligro de otra enfermedad o algo similar.

Lo que fue un día, terminó siendo una semana, y así hasta que llegó domingo.

—Agh... No se si estoy contenta o super mimada —gimió con cansancio la pelirroja tras estar saliendo el hospital.

—No te quejes, sabes que es por el bien de ambos, cariño.—explicó Quil mientras le acariciaba la cabeza en la parte superior, con dulzura.

Sus compañeros se encontraban mirando la receta de los medicamentos para los cuidados del bebé que iba en el vientre de su impronta. Ambos estaban tan atentos a ello, que casi no se dan cuenta de que la pelirroja se escaparía de ellos, de no ser porque su estómago gruñó con hambre.

—Tienen hambre. Vayamos por unas hamburguesas en el Burguer King. Luego vemos mejor la dieta de la nutricionista —expresó Leah, tomandola mimosa de la cadera y besando su sien. Posesiva con ella.—¿A dónde ibas?

—Estaba huyendo de ustedes.

—¿Porqué?—preguntó indignado Quil.

—No quiero volver a pisar un hospital, hasta que realmente lo necesite. O sino me voy y no salgo más del bosque. —sentenció totalmente molesta.

Leah y Quil sabían que era capaz de hacerlo, pero por un solo instante ambos dudaron en negar la situación, nunca habían visto a un unicornio embarazado y mucho menos que esa yegua sobrenatural fuera su impronta.

—¡No mamen wey! ¡Que no les seduzca la idea de verme preñada! ¡Par de cachorros pervertidos!—exclamó totalmente asombrada e indignada.

Hasta había podido ver como sus ojos brillaban de emoción ante esa fantasía.

—No puedo negar que si lo imaginé. —contestó Quil avergonzado.

—Yo nunca vi un unicornio embarazado. —contestó Leah, encogiendose de hombros.

Tristana pisó fuerte el suelo y se dirigió totalmente roja de vergüenza hacia el auto, no podía creer que la nueva fantasia de sus compañeros era verla preñada en su forma natural.

Siendo así, como la prima de Isabella Swan, había conocido al par de verdaderos compañeros de vida.

Compartiendo nuevas aventuras siempre, lleno de amor, sorpresas, drama y diversión.

Esa aventura acabaría el día en que dejaran de creer en los unicornios, o capaz el día en que Escocia dejara de tener un unicornio en su bandera.

Pero hasta entonces, la vida de la prima de Isabella Swan cada paso que daba era mucho mejor que el anterior.

Cumpliendo sueños, y arreglando desastres pero al final de cuenta, todo lo arreglado y sacrificado había dado un regalo a largo plazo.

Una mejor vida, a pesar de haber nacido y crecido como la "Prima de Isabella Swan".

FIN

Prima de Isabella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora