Capítulo 18

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En alguna parte a lo lejos una campana sonó y despertó a Derek. Abrió los ojos, y luego extendió la mano para tocar la sabana donde había estado Stiles. Estaba vacía.

Derek escucho por los sonidos del más pequeño en el baño, pero no oyó nada. Él frunció el ceño ligeramente. Él quería levantarse e ir con Stiles, pero pensó que tal vez el chico necesitaba un poco de privacidad. Dejando escapar una sonrisa de satisfacción, Derek cruzo sus manos detrás de su cabeza y miró fijamente la cobija, una sensación de paz profunda lo rodeo.

Una noche no sería suficiente.

Derek nunca pensó en el matrimonio para él, sobre todo, no en un matrimonio con otro hombre. (¿Era eso, incluso legal? Theo tendría que averiguarlo...) Sin embargo, eso no importa ahora, cuando el empresario estaba allí, sabía que quería que Stiles estuviera con él para toda la vida.

Derek sonrió por la satisfacción que sentía, la plenitud de conocer y amar a la criatura más dulce y angelical que jamás había existido. Cerró los ojos y esperó a que su amor volviera a la cama.

No supo cuánto tiempo había dormido. ¿Cinco minutos? ¿Cinco horas? El tiempo había dado a luz una incertidumbre y miedo.

Derek apartó las mantas y se levantó y miró en el vestuario. La puerta del baño estaba abierta. La habitación estaba a oscuras.

Su estómago dio un vuelco.

Derek se precipitó en el interior, fue a ver las cestas para dormir de los cachorros, gatos y conejos. Stiles no estaba en ninguna parte a la vista.

— ¿Stiles ? — Preguntó, yendo de nuevo al dormitorio. No se oía nada, más que el maullido adormilado de un gatito, el quejido de un cachorro.

— ¡Stiles ! — Gritó de nuevo, poniéndose su ropa.

Abrió la puerta y corrió por el pasillo. Se detuvo en la parte superior de la escalera. 

— ¡Stiles ! — Gritó. El nombre se hizo eco burlándose a través de la sala.

Pero en ese momento Derek supo que Stiles no le respondería. En su corazón él sabía, porque ese sentimiento mágico el que había sentido desde el primer momento que había visto al hombre más pequeño se había ido.

Tan pronto como si Dios hubiera tronado los dedos, se había ido.

Derek se quedó mirando su mano, sus nudillos blancos mientras se apoderaba del pasamanos, luego se hundió en el escalón superior. Él no se movió durante un largo tiempo. Todo lo que él era, y cada alegría que tenía, evacuada hasta que se sintió como si no fuera nada más que vacío... el vacío humano.

Apoyó la cabeza en su mano y tomó un par de respiraciones profundas.

— Stiles ...

Dijo el nombre del otro hombre por última vez. Fue apenas un susurro.

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— Derek, es mejor que tengas una razón muy buena para que me llames en el día de Nochebuena. Sabes algunas personas realmente tienen vidas.

Theo entró en la oficina en la casa de Derek, con su abrigo de invierno en la mano y una mueca en su rostro. Él había estado en casa de su hermano, a punto de cenar, cuando él había recibido una llamada urgente del jefe. Y ahora, en lugar de disfrutar de una comida caliente hecha por su cuñada, el abogado estaba de pie en medio de la fría sala de la oficina de Derek.

El empresario estaba sentado en su escritorio, de espaldas frente a la puerta. Suspirando, Theo sacudió la cabeza y se acercó a él. Derek se dio la vuelta, y una vez que Theo vio la expresión en el rostro del hombre mayor, él supo exactamente lo que había sucedido.

Acróstico (Sterek)Where stories live. Discover now