𝑪𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 8: 𝑸𝒖𝒊𝒆𝒓𝒐 𝒔𝒆𝒓 𝒕𝒖𝒚𝒐

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A la mañana siguiente, Bachira se había despertado con el golpe de varias puertas que se cerraban, un claro timbre de pasos en el pasillo y el sol entrando por su ventana, impidiéndole seguir durmiendo.

Mucho movimiento parecía estar sucediendo fuera de su habitación.

El niño no era una persona madrugadora, en casa, era muy difícil para él levantarse temprano para poder ir a la escuela o al trabajo. Ahora que estaba en la selección, con su cómoda cama nueva, mucho menos tenía ganas de levantarse, sin mencionar que no había tenido una buena noche de sueño, atormentado por el arrepentimiento y las pesadillas.

Entonces, una clara pereza lo hizo darse la vuelta y cubrirse la cara con la almohada, deseando poder descansar un poco más, consciente de que tenía que levantarse y enfrentar el día, quisiera o no.

No quería pensar en lo que había sucedido ayer, demasiado cansado y avergonzado para siquiera considerar analizar lo que había hecho. Tenía que olvidarlo, empujarlo en el fondo de su mente para poder pasar el día, aunque probablemente, cuando cayera la noche, la culpa volvería a torturarlo.

Pero ahora, tenía cosas mucho más importantes de las que ocuparse, por ejemplo, el delicado golpe en su puerta, que indicaba que alguien estaba allí para verlo.

"Ojalá pudiera desaparecer", susurra, tallando sus ojos para deshacerse un poco de su cansancio.

Bachira hace el esfuerzo de levantarse, descubriendo que su cabello está completamente enmarañado, sus ojos están rojos de llorar toda la noche y parece que un huracán había pasado por su habitación, estropeando su cama y dejando toda su ropa tirada en el suelo.

Sabe que debe responder a los golpes en la puerta, pero más bien muerto que dejar que alguien lo vea en ese estado. Bachira corre al baño, lavándose la cara lo mejor que puede, con agua fría para desinflar sus ojos, luego levanta la ropa y la coloca en la canasta de lavandería, ocultando todo lo que había sucedido la noche anterior.

Después de hacer esto, el pretendiente se siente mucho mejor, habiendo eliminado temporalmente las consecuencias de sus acciones, por lo que se acerca a la puerta, pegando la oreja a la madera para escuchar las voces del otro lado.

"¿Quién es?", pregunta mientras contiene un bostezo.

"Sr. Bachira, somos las sirvientas asignadas para servirle, venimos a prepararlo para el desayuno", responde una mujer, Bachira reconoce instantáneamente quién era.

Tan pronto como se abre la puerta, tres chicas lo saludan con una sonrisa, entrando en la habitación después de inclinarse.

"Buenos días, espero que hayan dormido bien por la noche", dice una de ellas, que lleva su cabello naranja atado en un moño. "Tenemos una hora para prepararte, así que debemos darnos prisa".

Las otras chicas asienten, poniéndose manos a la obra.

"Entendido, debe ir a bañarse, Sr. Bachira", indica la criada rubia, caminando hacia el baño para preparar la bañera. "Nia, por favor, plancha el traje azul marino que está en el fondo del armario"

"Sí, señorita", responde una chica de cabello negro, desapareciendo en el armario.

"Erina, ¿puedes recoger la habitación mientras tanto?"

Y dicho y hecho, la mujer de cabello naranja comienza a hacer la cama, con una velocidad increíble.

Que las tres sirvientas se muevan tan coordinadas lo saca de su ensueño, mirándolas con curiosidad y admiración. Realmente fueron muy eficientes.

𝓛𝓪 𝓼𝓮𝓵𝓮𝓬𝓬𝓲ó𝓷 𝓑𝓵𝓾𝓮 𝓛𝓸𝓬𝓴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora