capítulo 8

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Al sonar el timbre que anuncia que terminó la última clase del día recojo rápidamente mis cosas y me apresuro a salir del salón pero freno en seco cuando siento una mano tomarme de la muñeca. Cuando volteo me encuentro con Izan al que le dedico una mirada de desconcierto por el gesto.

— Recuerda que quedamos con los chicos para ir a tomar algo ahora —dice soltándome.

Ah, cierto se me había olvidado.

<No se te habría olvidado si no hubieras estado pensando todo este rato en cómo escapar de Izan para que no te mencionara lo del trabajo>

—Cierto —trato de sonar lo más segura posible—. Vamos entonces.

— Vamos.

Salimos del salón, saco mi celular para enviarle un mensaje a Alejandro preguntándole dónde están y la respuesta llega de manera rápida diciendo que están en la puerta de la universidad así nos dispusimos a ir hacia allá para reunirnos con los rubios y el equipo.

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Al llegar a la cafetería que esta a unas 7 cuadras de la universidad, hacemos nuestros pedidos y nos sentamos en una de las mesas que estaban disponibles.

— Oye Izan —lo llama Ale y todos lo miramos—, hace rato nos presentamos, pero no como se debe ¿Haces los honores libero? —le pregunta a Leo en todo burlesco.

—No sabemos si le interese saber de nuestras vidas, Ale —le contesta Leo.

Todos miramos a Izan en busca de una respuesta y el solo se limita a encogerse de hombros.

— Supongo que tengo que conocer bien con quiénes me toca jugar.

— Exactamente ¿Lo ves? —le sigue hablando Alejandro a Leo.

— En ese caso, comienzo yo —empieza Marcelo -
—,yo los conocí en mi primer día en la cafetería. Yo también me cambié de universidad en el segundo año así que era algo tímido al principio y ellos me pidieron que me sentara con ellos. Una cosa llevó a la otra y me acabaron proponiendo ser parte del equipo, y aquí estoy.

— En mi caso —continúa Mateo y yo hago el esfuerzo por escucharlos a todos aunque me sepa sus historias de memoria, sobre todo la de Ale— estoy desde el principio, digamos que creé el equipo junto con Leo.

— Pues yo ví que estaban buscando un miembro en el equipo, hice las pruebas, pasé, y aquí estoy, fin —dice Lucas, tan directo como siempre pero sin sonar brusco.

— Como dijo Mateo, el y yo creamos el equipo así que no tiene mucha ciencia como llegué a aquí —dice Leo soltando una pequeña risita.

— Mi caso es simple pero enredado —empieza a hablar Ale—. Junto con Lucia conocimos a Sofi en la secundaria y desde entonces siempre fuimos nosotros tres. O bueno, éramos siempre nosotros tres hasta que entramos a la uni y conocimos a nuestro querido leoncito aquí presente —dice con evidente burla causando que Leo suelte un pequeño gruñido— En fin, hace un año Leo y Sofi comenzaron a salir, ya el y Mateo habían creado el equipo de voleibol así que me uní y aquí me tienes.

— Sabes Ale, no era necesario incluir mi relación en tu presentación —le digo alzándole una ceja con un poco de reproche a lo que el simplemente se encoge de hombros.

— Me parece bien —habla Izan cuando finalizan las presentaciones del equipo—. Solo hay algo que no cuadra, porque no es posible que tú seas el único libero del equipo —dice mirando a Leo.

— Es cierto, hay otro —concede Leo.

— ¿Quién es? ¿Por qué no está?

— Está de viaje aún, regresa dentro de unos 3 días creo.

Espejos grises Where stories live. Discover now