•Me enamore de un sacerdote•

•La rutina de Aquino•

                              Capitulo 4

Una semana había pasado.

Aquino se preparaba para ir a dar su "confesión".

Había decidido estar yendo al confesionario cada domingo, para así darle "confesiones" que hagan saber más sobre aquel sacerdote joven. Y quien sabe, capaz y al final lo invita a pasear.

—Ya me voy.— Grito Aquino desde la entrada de su casa.

—¿A donde?— Le cuestionó su roomie, que estaba apunto de acabar el desayuno.

—Voy a la iglesia.— Estailus soltó un suspiro de frustración.

—¿De verdad? ¿Todo esto por ese sacerdote "guapo"? Mira que yo e hecho cosas locas, pero tu me estas superando.—

—¿Y a ti que chuchas te importa? Tu no eres el que va a madrugar todos los domingos.— Y azoto la puerta.

Estailus comenzaba a preocuparse, eso de intentar enamorar a un cura no era buena idea. Pensaba que Aquino terminaría destrozado, y lo sabía muy bien ya que jamás había visto tan reluciente a su amigo.

"El amor cambia a las personas", pensaba.

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El de ojos miel había llegado a la dichosa iglesia. Entro a paso lento para que nadie cuestionara su llegada.

Se sentó y notó que la predicación apenas comenzaba, cosa que lo fastidió un poco. Saco su celular y en silencio reviso los mensajes que no había contestado.

Noto que tenia una llamada perdida de Soarinng, cosa extraña ya que este se encontraba en su luna de miel. Pero no le tomo importancia.

La platica se tornaba cada vez más en algo aburrido y que no lograba entender, se lamentaba no tener biblia, aunque realmente no estaba ahí por eso.

Ya cansado, se levanto y se dirigió al baño, o a lo que suponía que era un baño.

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Entraba por los pasillos de la gigante iglesia. No veía el baño por ningún lado, le comenzaba a dar miedo ese lugar.

—¡INACEPTABLE!— Un retumbante grito lo hizo asustarse aún más.

—¡¡¡TIENES QUE SEGUIR PASO A PASO LO QUE DICE LA BIBLIA, NO DEBES CREERTE TONTERÍAS!!!—

Aquino, como el buen chismoso, se puso a escuchar detrás de la pared a escuchar.

—Lo siento... no volverá a pasar.— Se escuchaba una voz sumisa.

Esa voz sumisa lo asustaba, quería creer que se estaba volviendo loco otra vez. No podía creer que aquel chico se estaba dejando gritar.

—Mira... se que tu padre te pidió que siguieras con su legado, pero de verdad no sirves para esto.—

—¡Por favor! Se lo suplico, no me corra. Debo cumplirle la promesa a mi papá ¡POR FAVOR!—

Juraría que lo escucho tumbarse al suelo. Le daba impotencia de solo pensarlo, quería entrar y salvarlo.

—¡Bueno! Pero ningún error más, por que te vas de aqui con todo y tu túnica espantosa.—

Aquino escuchaba pasos acercándose, por lo que su puso detrás de la pared.

Cuando dejo de escuchar las retumbantes pisadas llenas de autoridad, se acerco para ver si el chico estaba bien.

Escucho un bajo sollozo, cosa que lo preocupo. Pensaba seriamente si entrar o no, no podía arriesgarse a tanto. Aparte de que sería una completa tontería.

O tal vez no lo era y al final el quedaba como el héroe, teniendo así una oportunidad con el. Se escuchaba muy aprovechado.

Decidió entrar a la habitación y dar una excusa, la primera que se le ocurriera.

Lo tenía planeado, así que se dispuso a entrar, hasta que choco con alguien.

—¡¡Lo siento!!— Aquino entro en pánico, no se supone que pasaría eso.
Frente a el, estaba el chico más atractivo que conocía. Aún no procesaba la información que acababa de obtener, pero lo que si proceso fue el brillo violeta en sus ojos.

—Espera... ¿Qué haces aquí hijo?—

("Piensa rápido")

—Y-yo me perdí, buscaba el baño.— Le sonrió nervioso.

El chico soltó una ligera risa, cosa que volvió loco a Aquino.

—No te preocupes, el baño esta en el pasillo anterior.— Aquino agradeció y casi estaba por huir, cuando de la nada...

—Disculpa el atrevimiento pero ¿Te conozco? Me suenas de algún lugar.—

Se quedo helado. ¿Qué se supone que diría ahora? Nervioso, volteó a verlo.

—Eh... tu fuiste el que caso a mis amigos, los dos chicos.—

—¡Oh! ¡Cierto! Tu eres el chico de los anillos ¿cierto?— Moría de vergüenza.

—Si.. amm yo tengo que irme...— Decía mientras caminaba lentamente hacia atrás.

—¡Dios te bendiga!— Le dio una ultima sonrisa.

Aquino ya no iría al confesionario, correría a su casa. Tenía mucho que sobre pensar y leer.

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("Creo que es muy corto 💀 perdón por la falta de imaginación. Traigo tremendo bloqueo creativo")