3. Queen consort

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Lyra Targaryen.

Así la han llamado desde que Rey Viserys le quitó la capa gris bordada con el lobo huargo de la casa Stark, y puso sobre sus hombros una escarlata con el dragón de los Targaryen, convirtiéndola en su esposa ante los ojos de los dioses y de todos los habitantes de su reino.

El nombre sigue sonando extraño a sus oídos, pero intentó no mostrar señal de inseguridad. Le sonrío a cada cortesano que se presentó ante ella y agradeció sus regalos.

Luego de bailar una última vez con su señor esposo, el banquete fue servido.

Lyra comió en silencio, dedicándole pequeñas miradas a Viserys y sonriendo cuando este la miraba de vuelta. A diferencia de ella, su tío Bennard logró mezclarse con facilidad entre los sureños, bebiendo y compartiendo anécdotas como si los conociera de toda la vida, Lyra deseó tener esa facilidad para desenvolverse.

A pesar del ambiente festivo, Lyra se sintió sola, extrañaba a Cregan, a tía Margaret e incluso a las doncellas con las que bordaba. La única compañía que tenía cerca era la de su señor esposo, y era una compañía silenciosa, Viserys estaba sentado a su lado, hablando animadamente con su hija Rhaenyra.

Sin estar del todo segura del por qué, Lyra posó su mano sobre la de Viserys. El Rey detuvo abruptamente su conversación con la Princesa y volcó su atención hacía su esposa.

―¿Se encuentra bien?

Lyra asintió, y con un gesto de cabeza, le indicó que continuara su conversación. Viserys volvió a su hija, pero entrelazó sus dedos con los de Lyra.

La Reina estudió el salón una vez más. El hermano menor de Viserys, Daemon, quien al parecer regresó de manera extraordinaria del exilio sólo para presenciar la boda de su hermano, la observó con cautela, estaba al borde de parecer amenazante. Sin embargo, luego de un tiempo, pareció encontrar la copa de vino frente a él mucho más interesante que su nueva hermana por matrimonio.

En una de las mesas de invitados, alejado de los vítores, pero evidentemente atento a ellos, un hombre castaño, de barba y jubón verde, observa la mesa real con desagrado, especialmente a Lyra y Viserys, no hizo ni el menor intento por disimularlo, ni siquiera se levantó para presentarse ante ella, como otros señores lo hicieron. Sentada a su lado, una bella joven lucía un vestido del mismo tono verde, a diferencia de él, ella se mantuvo con la mirada baja durante todo el banquete.

El resto de los presentes estaban inmersos en la celebración, con Bennard Stark en medio de ellos, quien había abandonado la mesa real para hacerles compañia.

―Mi Rey, mi Reina.

Un hombre corpulento y de rasgos amables, que se había presentado como Lyonel Strong, la mano del Rey, durante uno de los bailes, se acercó a la mesa real.

―Pronto será la hora del encamamiento, ¿Cómo decidió proceder?

Lyra sujetó la mano de Viserys con fuerza. Su tío había prometido resolver el asunto, ellos ya deberían saber que el encamamiento no es una costumbre norteña, que nadie más que su esposo debe verla de esa manera tan íntima.

Buscó con la mirada a Bennard, quien seguía entre el grupo de hombres, riendo a carcajadas con una jarra de cerveza en la mano. Lyra sopesó que tan difícil sería llamar su atención.

―No será necesario ―respondió Viserys, sosteniendo la mano de Lyra con suavidad ―Nadie, a excepción de mi esposa, tiene permitido el acceso a mis aposentos, Lord Lyonel.

La mano del Rey se limitó a asentir, y luego de una reverencia, se retiró para dar aviso de la decisión.

Viserys acortó la distancia entre ambos.

―Si algo le incomoda, puede decirmelo ―murmuró contra su oído ―No había tenido oportunidad de preguntárselo antes, no conozco las costumbres norteñas, pero su reacción me dio la respuesta que necesitaba, no habrá ceremonia de encamamiento.

Lyra esbozó una pequeña sonrisa. Había perdido el control por un momento, pero se prometió a sí misma que no volverá a mostrarle esa fragilidad a su señor esposo. Inspiró profundamente y reforzó su agarre sobre la mano de Viserys, fingiendo completa seguridad.

Es una forastera, está lejos de su hogar, en terreno desconocido y probablemente peligroso, pero también lleva una corona sobre la cabeza. No importa el desagrado o la cautela con que la miren, de todas formas deben inclinarse ante ella.

Viajar al sur y convertirse en reina estaba muy lejos de ser su sueño, nunca aspiró a tanto, pero puede usarlo a su favor, tal como le aconsejó tía Margaret. Al final del día, Viserys Targaryen sigue siendo solo un hombre, no importa cuanta sangre Valyria le corra por las venas.

Solo dominando al dragón puede mantener a salvo a los lobos.

―Estoy lista, mi Rey.




[N/A]

Pregunta, ¿Quieren leer sobre la noche de bodas?


Me gustó mucho leer sus comentarios en el capítulo anterior, muchas gracias.

Estaba pensando en que, más adelante, cuando esto esté más avanzado, hacer una historia en la que puedan dejar sus pedidos de Headcanon sobre game of thrones y house of the dragon, así pueden leer escenarios que les gusten y yo al mismo tiempo aprovecho de practicar.

pd, Estoy agarrando mucho vuelo con esta idea, de hecho estoy escribiendo una historia ubicada en el reinado de Aerys II, el rey loco, tomando esta historia como canon para lo que venga.

Winter, Viserys Targaryen [HOTD]Where stories live. Discover now