H.R || Los gemelos Weasley, Fred y George eran conocidos por su carácter bromista; aunque, de algo estaban seguros y era no poder encontrar un verdadero amor.
Nadie querría estar con dos alfas a la vez.
O era así hasta que se fijaron en el conocido...
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—¿Qué fue lo ocurrido?—preguntó el profesor Dumbledore en su despacho mientras tenía a George y Fred Weasley sentados frente a él— Atacaron a un estudiante, y necesito saber sus razones.
—Ese desgraciado de...—y George codeó a su hermano que detuvo sus palabras.
—Perdoné director—empezó George—, pero ¡ese malnacido de Flint..!
—¡Trató de violentar a Reiki!
—¡Contra su voluntad!
—Por eso lo atacamos—dijeron a la vez.
—Ya veo, deberemos ver sus recuerdos para saber si están en lo cierto, pero ante sus palabras y la alteración que sufrió el joven Yamamoto, estoy un 90% seguro que dicen la verdad—Dumbledore se levantó y extendió su varita hacía los gemelos. Antes de sacar el recuerdo de ambos alfas y dejarlos en dos frascos—. Ya pueden retirarse.
—¿Y Reiki?
—El joven Yamamoto debe encontrar la calma. Así que seguirá descansando en la enfermería.
—¿Y sí Flint se acerca a él?
—No pasará, el profesor Riddle y su esposo lo estarán cuidando.
Y George y Fred asintieron antes de levantarse para salir de la dirección.
Al ya estar en el pasillo fuera de la dirección, decidieron pasar antes por la enfermería, lugar en el que ReiKi estaba durmiendo.
En verdad en un sub-espacio al que ellos lo debieron someter para que el chico no se hiciera daño.
El día anterior cuando lo sostuvieron entre ambos, el omega empezó a lastimarse con las uñas, provocando que empezara a sangrar.
Se asomaron en la entrada de la puerta de la enfermería, cuando notaron a Reiki profundamente dormido en una de las camas del fondo. A su lado estaba Luna Lovegood la cual sostenía su mano, al está ser alfa y el omega necesitar feromonas alfas, lo más práctico fue pedir la ayuda de la chica.
Trataron de entrar a la enfermería pero, fueron detenidos por un campo de fuerza que los tiró al suelo en un gran impacto que los dejó adoloridos.
—Ni crean que pasarán—dijo una suave voz de un omega de cabellos blancos—. Reiki acaba de volver a dormir, enfrentarse a tantas feromonas no ayuda a que se calme.
—Pero profesor...—empezaron antes de ser silenciados por un ademán del mayor.
—¡Shhh! Cuando él esté en óptimas condiciones para recibir visitas, cosa que será en unas dos semanas, les permitiré verlo, o de lo contrario vayan acostumbrándose a esos golpes contra el campo de fuerza.
—¿Y si nos acostumbramos?—retó Fred antes de llevarse una sonrisa burlona del mayor.
