Loud ๑ Luckity ②

LXVI

Fue sólo cuestión de dos días para que los cuatro chicos aparecieran en la puerta de la casa de la tía de Quackity.

— Somos amigos de Quackity— dijo el pelinegro, ante la confundida mirada de la mujer frente a esos muchachos.

— Y de Luzu— añadió un chico de cabello igualmente negro en una silla de ruedas, un poco más atrás.

— Nop, sólo tú eres amigo de ese emo— dijo el peliblanco a su lado, en una sonrisa falsa.

— ¿Ellos se encuentran?— preguntó el cuarto chico, que se veía tan serio y adulto como el pelinegro.

La mujer rió por lo extraño de aquella conversación.

— Están arriba— dijo—. Pasen, les diré que bajen— añadió, esperó a que los cuatro pasarán, antes de cerrar la puerta y subir las escaleras.

Quackity apareció corriendo desde las escaleras, para recibir abrazos, unos cuantos besos y palabras de cariño de sus amigos.

Apenas podía disimular las lágrimas en sus ojos, quería llorar y reír al mismo tiempo.

Por más que había hecho mal al no decirle nada a sus amigos, ellos seguían ahí para él, lo seguían queriendo y habían viajado desde lejos sólo por él.

— Oh, Quackity— Staxx fue el primero en reaccionar al ver al pelinegro fruncir el ceño y sorber su nariz constantemente, fue de nuevo hacia él para abrazarlo, dejando que el rostro del chico se escondiera en su pecho, acarició su cabello, sonriendo tranquilamente—. Puedes llorar, Quackity, estaremos para limpiar tus lágrimas y consolarte. También para hacerte reír y que olvides todo

Los hombros de Quackity temblaron cuando comenzó a llorar, humedeciendo la camisa de Staxx, aunque todavía quería dejar sus sollozos en silencio.

El mayor no dejó sus caricias, sintiendo al menor abrazarlo con fuerza.

— Estamos para llorar contigo si quieres, Quackity— murmuró, con un ligero nudo en la garganta—. Estaremos para ti siempre.

Escuchó un sollozo, pero se volteó al notar que era de Rubius, quien rápidamente se giró para agacharse hacia Vegetta, el chico de la silla lo abrazó y río un poco por lo sensible que estaba su novio.

— No empecemos a llorar todos, por favor.

— ¡Luzu~~! — Rubius se separó de Vegetta para ir hacia él.

— Oh, no, no, no ven- Aish— se quejó cuando Rubius lo abrazó con fuerza, escondiendo su rostro en el hombro del castaño, lo rodeó torpemente y dió unas estúpidas palmaditas en su espalda mientras el peliblanco seguía llorando.

Vegetta, Staxx y Willy rieron un poco por lo arisco de Luzu.

— Nos preocupamos mucho por ustedes— murmuró Rubius, haciendo que la sala quedará en silencio para escuchar sus palabras, algo tapadas por el abrazo—. No nos vuelvan a dejar así.

Luzu se sintió mal un segundo, dejando las palmaditas para sólo rodear a su amigo con sus brazos, en una forma mucho más floja de que la que el peliblanco hacía con él.

A veces, sólo pensaba en Quackity y en él, y se olvidaba que había otras personas que también sufrían por la situación.

Un pensamiento bastante egoísta que estaba dignado a evitar.

Nunca había sido sólo él y Quackity.

Siempre fueron todos a su lado, ese momento no era la excepción, pero sí la muestra más clara de eso.

No sufrían uno, o dos, afectaba a todos. Y con ese sufrimiento venía el apoyo.

Y sabía que ese apoyo no era sólo para Quackity, también era para él.

Eran todos el uno para el otro, todos para uno y uno para todos, él no estaba solo, nunca caminaba solo.

Eran un equipo y después de sufrir tanto, estaban todos juntos.

Ese pensamiento lo hizo llorar, al igual que Rubius, abrazándolo con ganas esta vez, agradeciendo con todo su corazón su simple presencia, al igual que la de los demás.

Sólo esperaba que sus reuniones en el futuro, no sean llenas de lágrimas como era esta.

Soy Luzu cuando mis amigos buscan darme afecto XD