EXTRA 2

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Creo que hice algo mal, pero todavía no consigo comprender qué fue exactamente.

Ellos dijeron que no podía meterme al sitio que decía "Sólo personal autorizado", pero cuando me subí en el auto de un policía que tenía donas en el asiento trasero, a mis tíos tampoco les pareció buena idea.

Ni estaban tan ricas, mis abuelitos compran donas más ricas que esas, unas que también tienen relleno, además el refresco del policía tenía un pésimo sabor, casi olía igual que aquel extraño refresco que beben los adultos los días de fiesta con el que se vuelven un poco estúpidos.

Papá dice que no pueden conducir si beben mucho de ese líquido, así que como no me gustó, lo tiré por la ventana. Lo que no tenía planeado fue que el auto del policía se moviera, pero como sonaba interesante ir a un lugar donde había hombres malos, no le avisé que estaba en el carro.

—Alerta a todas las unidades, un niño ha desaparecido fuera del acuario, las unidades más cercanas acérquense al lugar, cambio— oí que decía una chica de la radio.

El policía estaba bastante lejos del acuario para ese entonces, así que seguí sentado en un completo silencio mientras miraba por la ventana, observando varias patrullas viajar en sentido contrario al que íbamos.

Fue fantástico cuando el policía encendió su sirena, obligando a un carro detenerse mientras yo me quedaba en el auto, esperándolo. Se tardó, pero en el carro había una chica que le gritaba al hombre que el policía terminó sacando del carro antes de esposarlo.

Ellos venían de regreso, así que al momento en el que el policía abrió la puerta, ambos adultos me miraron.

—¿No eres muy pequeño como para ser un criminal? —preguntó el sujeto esposado.

—¿No estás muy viejo como para ser arrestado? —pregunté en respuesta.

—¿Desde cuando estás allí? —preguntó sorprendido el policía.

—Desde el acuario— respondí.

—Estación tres uno, uno, ¿me copian? —habló el policía por radio.

—Fuerte y claro, ¿Cuál es el informe?

—Creo haber encontrado al niño que buscan— avisó.

—¿Dónde estaba?

—En mi auto— respondió viéndome con cansancio— comiéndose evidencia.

—Son Donas— dije inocentemente.

¿Por qué las llaman evidencia? ¿Será un nuevo sabor? Eso explicaría por qué no sabían tan deliciosas como las de mis abuelos.

—Traelo a la estación— le dijeron luego de que el policía mencionara que tenía esposado a una persona.

Me dejaron sentarme al lado del policía, así que fue muy divertido, al menos hasta que llegamos y unos oficiales mencionaron que me meterían en la cárcel por comerme aquellas donas.

—No pueden— les dije sentándome en un asiento con ruedas que giraba— mi papá es jefe de los policías.

—¿A sí? Según sé, el jefe de policías soy yo y tú no eres mi hijo— comentó un señor de cabello blanco con bigote.

—Mi papá es jefe de tu jefe— le aseguré, siendo rodeado por varias personas.

—¿Sabías que lo que hiciste es ilegal y tendrás que ser castigado? —me interrogó otra persona.

—¿Por qué yo? Él fue quien dejó la puerta abierta mientras hablaba con una chica bonita— dije apuntando al oficial que me trajo.

Todos sus compañeros lo miraron, mientras aquel hombre se ponía nervioso, ajustándose el cuello de su camisa con las mejillas un poco sonrojadas.

Cállate/Cállame BLWhere stories live. Discover now