De puntillas hasta Sangrar

Escenarios y cortinas

Ayra pareció haber adivinado lo que iba a ocurrir ya que al día siguiente la profesora anunció quien participaría en el próximo baile, ambas estábamos entre las principales, aún que no eramos las protagonistas, cosa que sería una gran decepción para mi madre, pero mínimo estábamos en el show, esa fue una clase de practica, en el nivel en el que estábamos ya podíamos mantenernos de puntillas y ya sabíamos todos los pasos y posturas, aún que nunca bailábamos piezas completas o usábamos las zapatillas de punta, pero como íbamos a participar en la obra teníamos que aprendernos una pieza completa.

Evidentemente teníamos que dar clases extra si queríamos avanzar en la obra, también tomaron nuestras medidas y designaron las posiciones, no íbamos a interpretar nada importante como el cascanueces o el lago de los cisnes, nuestra profesora había diseñado un ballet inspirado en Alicia en el país de las maravillas, a mi me toco el conejo y a Ayra el gato, nuestros trajes eran bastante lindos a pesar de estar interpretando animales.

Mi madre no pareció orgullosa por la noticia, pero se relajó cuando le dije que Ayra era el gato, los trajes nos llegaron una semana antes de la obra, tuvimos ensayos con los trajes, ensayos que me quitaron tiempo de estudio, mi madre se molesto por eso, por que por la perdida de tiempo saque un 9,9 en vez de un 10. Ojalá hubiera visto lo estúpido que eso era en aquel entonces, cuando seguía encerrada por sus deseos, pero no me di cuenta.

Mis padres llevaron a unos "amigos " a ver nuestra obra, entre esos amigos estaban los padres de Ayra, los nervios me estaban atacando antes de entrar al escenario, mis compañeras parecían tan seguras de si mismas y yo solo temblaba como un flan sintiéndome estúpida e inútil, cuando entre al escenario me sentí inmediatamente agobiada, no había mucha gente, estaban los padres de algunas de mis compañeras y amigos, no era nada comparado con el resto de interpretaciones, pero para mi estaba rodeada.

Durante toda la obra trate de fijar mi atención en mi baile, sentía mi cuerpo pesado e incomodo, después de la obra todos los "amigos" de mi padre me felicitaron, incluso me dieron flores, dijeron que lo había hecho genial, que le había puesto mucho empeño y se notaba, la verdad es que me sentí aliviada al oír eso y cuando la gente me aplaudió. A día de hoy aún tengo ese traje blanco y con brillos en mi armario, el reloj esta un poco deteriorado, pero la chaqueta y el sombrero con las orejas sigue manteniendo los colores.