ATARAXIA | KOOKMIN

ᥫ᭡ Epílogo. Ataraxia.

El estruendo de los aplausos al termino del discurso por parte del director de la unidad académica de ciencias administrativas, hizo que el recinto se llenara de vítores y birretes lanzados al aire para marcar el final del acto académico. Jimin avanzó con prisa a través del mar de sus ex compañeros de universidad, saludando a unos y despidiéndose de otros, casi corrió hasta las gradas donde su familia le esperaba con los brazos abiertos y sonrisas orgullosas.

Su madre se abalanzó hacia él en cuanto le tuvo enfrente, abrazándolo con fuerza y dándole felicitaciones por su graduación. Hubo lágrimas bajando por el rostro con ligeras arrugas de la mujer, pero Jimin no pudo observar con más detenimiento al ser tomado por sorpresa en otro abrazo, este por parte de su padre, la historia se repitió.

En el último año cosas que jamás pensó que tendría o sucederían estaban ancladas con fuerza en su vida, había acabado la universidad con un promedio exitoso, tenía un trabajo asegurado en una empresa de prestigio, el departamento en qué se mudó estaba mucho mejor equipado que el de estudiantes que sus padres le pagaron y ahora se mantenía en una relación estable con una persona hermosa, aquella que fue la principal causa por la cual la marea trajo a su apagada vida la ola rebosante de buenos comienzos.

Cuando los brazos de su padre le liberaron, tuvo unos fuertes y musculosos que de inmediato le sacaron una sonrisa sin remedio, su novio le envolvió con confianza y depositó besos melosos en su cara, no sin antes alzarlo al aire como si fuese una pluma y los amigos que pudieron acompañarlo rieron burlones. Al tener los pies en suelo firme, los bellos ojos marrones le sonrieron incluso antes de lo que lo hizo su boca, Jeongguk dejó un beso corto en sus labios rellenos, ignorando por completo el reniego enojado del señor Park.

—Tu padre no puede superar que ahora alguien más cuida a su niño, ¿no? —le murmuró altanero su novio, separándose a continuación para dejar al resto de los chicos felicitar a Jimin.

Sorprendentemente, las cosas comenzaron a sonreír para ambos desde el día que decidieron ser francos sobre sus sentimientos y pusieron nombre a su relación. Fue el inicio de las oportunidades, Jeongguk ahora era oficialmente un ciudadano surcoreano, con papeles legítimos que respaldan su identidad. Aunque Yoongi y su familia tuvieron todo que ver al respecto con las conexiones y las décadas de experiencia, su recorrido se facilitó en gran medida; tuvo que conocer a los parientes de Yoongi y socializar con ellos para informarse acerca de su especie, logrando así aquella tranquilidad que anhelaba tanto, se sintió incluido por fin en algo con personas iguales a él. Su nombre cambió a Jeon Jungkook, pero el resto no lo hizo.

Mientras Jimin estudiaba y se preparaba para los desafíos laborales que tendría por delante, Jeongguk luchó contra sus propios demonios solo, trabajó con esfuerzo en la cafetería de Haechan y le fue tan bien que ascendió de puesto, tal vez el período de tiempo no fueron años y años, pero el éxito que trajo el local hizo que se vieran obligados a aprovechar la fama y abrir algunas sucursales. Jeongguk quedó a cargo de la que inició el camino, Haechan valoró cada grano de su dedicación y se le fue recompensado en los meses siguientes.

Parecía una película, pero finalmente lograba el mérito de sentirse en paz consigo mismo.

Al acabar aquel año parecido al camino de una montaña rusa, Jimin y Jeongguk se tuvieron uno al otro cuando los percances fueron demasiados arrasadores para hacerles frente. En el nuevo departamento, varias cosas se fueron y algunas corrieron suerte de quedarse, bienvenidas las sorpresas que les deparaba el destino también. Un pequeño bebé gato al que llamaron Sunnie la mejor recibida.

Con paciencia y cariño los obstáculos de una lluvia de meteoros se convirtieron en algo fácil de superar, llegaron de la mano a la cúspide de la pirámide en la que sus vidas toman un brillo entrelazado.