Capítulo 4

25 10 13
                                    

El usb que me había dado el jefe contenía los planos de un laboratorio subterráneo, no lograba entender la relación entre la mafia y este nuevo descubrimiento, pero algo turbio había entre medio.

Alfred me había dado la oportunidad de participar en la nueva misión de infiltración en aquel laboratorio con otros dos agentes y uno de escritorio que nos apoyaría en la misión.

Lena y Carlos eran los otros dos agentes asignados, él era un tipo alto y bien parecido, tenía un par de tatuajes y cicatrices que de seguro contaban algunas historias, pero me había limitado a mantener las cosas estrictamente profesionales; ella por otra parte siempre tenía una expresión seria y centrada, muy parecida a mi, se centraba más en lo profesional y estaba por demás decir que tenía un pasado también, parecía también interesada en una venganza por la forma en la que hablaba sobre la mafia, quizás tenía una historia con la mafia también.

Estuvimos días enteros, todo el equipo asignado a la misión, planeando cada pequeño detalle, encerrados en una de las oficinas, casi sentía que destilaba café por los poros para no quedarme dormida e intentando predecir cada imprevisto, lo cuál era imposible, pero estaba tan obsesionada con que mi segunda misión saliera bien que no me importaba malograr mi salud.

....

—¿Lista? —preguntó Carlos antes de subirnos al jet que nos llevaría a nuestra misión.

—Ya es tarde para arrepentirse, ¿no? —bromee y sonreí para alejar la tensión que me invadía en ese instante.

Carlos también sonrió, no había notado que se le formaban unos hoyuelos, quizás porque no lo había visto sonreír antes.

Lena por su parte no decía nada, ni un atisbo de duda atravesaba por su cara, se veía tan decidida cuando subió al jet, sus ojos ardían y ni una palabra dirigida hacía nosotros.

Repasamos el plan mientras volabamos en el jet, primero: la llegada a un par de kilómetros del lugar donde se encontraba el laboratorio, segundo: una caminata hacía el lugar, a campo traviesa y por último: infiltrarse en las instalaciones sin ser detectados por los ductos de ventilación.

El laboratorio estaba alejado de la civilización, entrampado en una selva para no ser detectado, llegamos al lugar y nos propusimos a caminar hasta el punto acordado, no habían mas sonidos que los de la naturaleza a nuestro alrededor, mochilas al hombro, traje camuflado y armas listas.

No había de que preocuparse en medio de la selva, algunos animales salvajes tal vez, pero no íbamos a dispararles y advertir a quien sea que estuviera patrullando por allí, caminamos durante media hora antes de encontrar al primeros soldados patrullando la zona.

—¿Qué hacemos? —preguntó Carlos.

—No debemos advertir que estamos aquí, será mejor rodearlos, hay un camino más largo, pero más seguro por el otro lado —opinó Lena.

—Concuerdo con Lena —dije firmemente.

Carlos hizo una señal con la mano para ir por la otra ruta, eso significaba un desfase en el tiempo de la misión, pero era mejor para evitar contratiempos.

Continuamos caminando y los dos patrulleros habían quedado atrás, llegamos a los ductos de ventilación y Carlos debía quedarse arriba para vigilar y advertir de algún peligro, además su contextura le hacía casi imposible entrar a las instalaciones por los ductos que eran angostos.

Lena y yo, bajamos por uno de los ductos con cuidado, las instalaciones estaban bien camufladas con la vegetación de la naturaleza.

Sin duda no estábamos preparadas para lo que encontraríamos allí abajo...

La espíaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora