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Thelma se levantó y camino en círculos, no creía que la familia de su padre hiciera eso.

–¿Estas segura?

–¿Cuando te he mentido? Te estoy diciendo la verdad.

–No entiendo porque ellos te harían eso, voy a investigar esto.

–¿Ahora trabajas con tu hermano?

Dijo en un tono de broma, Thelma rodo los ojos y la miro.

–No, pero el oficial Eric Quintanilla se ofreció a ayudarme con todo.

–¿Eric Quintanilla? Espero te ayude en algo.

Thelma se acercó y beso la frente de su madre antes de tomar su cartera.

–Descansa, me tengo que ir.

–Descansa tu también, cuídate y come sano.

–Lo haré.

Thelma salió y pidió un taxi, al llegar a casa y subir a la habitación vio a Johaan guardando plata en una especie de cofre.

–¿Que tienes ahí?

Thelma tenía una sonrisa coqueta y se acercó a él.

–Casi me matas del susto—rió levemente—. Son ahorros.

–¿Para que?

–Son simples ahorros y ya.

Thelma beso la mejilla de Johaan y se dirigió a la cocina.

–¿Quieres algo de comer?

–Hice de cenar, supe que estarías cansada por todo lo de hoy.

–Te agradezco por hacerme ese favor.

–No hay de que—se acercó a ella y la tomo de sus mejillas—. Te amo Thelma Camarena.

–Y yo a ti Johaan Santana—sus labios se unieron en un suave y delicado beso.

Las manos de Johaan bajaron a la cintura de Thelma para pegarla a el sin romper aquel beso, rieron levemente y se alejaron.

–Hace mucho que no sentía tus labios así.

–Lo mismo digo, aveces solo quiero que nos alejemos del mundo y nos mudemos a una casa en un campo. Tu, yo y algunos gatos que se que te gustan.

–Me parece una excelente idea, quisiera tomar unas vacaciones contigo. No pasamos tiempo juntos y solo dormimos cada que nos vemos.

–A mi también me encantaría, pero el trabajo nos tiene ocupados y más el tema de tu mamá.

Thelma se sento mientras que Johaan le servía la comida en un plato, lo coloco enfrente suyo y se lavo las manos para preparar jugo.

–Mamá dijo que los hijos de mi padre la golpearon, pero no se.

–¿Estas diciendo que tu mamá te mintió?

–¿Que? No, para nada—lo miro confundida—. Solo digo que no puede ser posible, digo, ¿quién en su sano juicio haría eso?

–¿Será rencor?

–¿Rencor?

–Thelma, no te hagas la que no sabes—prendió un rato la licuadora y ambos hicieron un silencio breve.

En cuando termino Johaan le coloco edulcorante, se acostumbro a tomar cosas con edulcorante.

–Sabes a que me refiero.

–Lo sé, pero eso pasó hace años—se sirvió un poco y lo tomo—. Es una tontería, mañana hablaré con el oficial Eric.

–Que te vaya bien—beso su frente antes de irse.

𝑻𝒉𝒆𝒍𝒎𝒂Where stories live. Discover now