Cap. 18-Casualidad o destino.

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–¿Qué mierda haces aquí?

Levanté mi cara para verle. Estaba parado en el marco de la puerta, sosteniendo una toalla al rededor de su cuello y con la pijama puesta, le sonreí y como respuesta él frunció su ceño.

–Podrías intentar ser más amable, Héroe.

Dejé la secadora de cabello en la cama, la desconecté y me levanté para estirarme.

–No, no puedo. ¿Qué diablos haces en mi habitación y cómo la encontraste?

Mientras enrollaba el cable de la secadora para guardarla en mi mochila le respondí:

–No importa como llegué aquí. La cosa es...que vine a dormir contigo.

–Dime que por favor escuché mal.

–No, bueno, no voy a dormir del todo. Tenemos un horario limitado para estar en los demás estratos –me di la vuelta después de guardar mis cosas y me senté en su cama, viendole– así que me iré 10 minutos antes de las 12, por que a esa hora debo estar en mi estrato, lo que significa que me quedaré hasta esa hora.

–Puedo confirmar que eres un acosador –caminó hacia la cama y dejó la toalla que tenía en el cuello en el piso– ¿Qué quieres para dejarme en paz? –se paró delante mío viéndome fijamente.

Yo levanté mi cara para verle a los ojos, aún que era una gran diferencia de altura porque estaba sentado, podía verle los ojos perfectamente. Se veían vacíos y opacos...no había ni un rastro del brillo que solían tener.

–Nada que me puedas dar, no en ese estado, Héroe.

–Dije que dejaras de llamarme así.

–¿Por qué habría de hacerlo? –le dije para provocarle– sigues siendo el mismo Héroe de ese entonces para mí.

–Te dije que dejé toda esa mierda de Héroe allá atrás. Eso ya no existe.

–Para mí sí que lo hace –me puse de pie y me crucé de brazos– para mí, el Héroe con el que entrenaba y consideraba mi mejor amigo aún sigue allí adentro.

Se quedó viéndome unos momentos, vi como me miró de arriba a abajo y una leve curva apareció en la comisura de sus labios. Parecía una sonrisa sarcástica más que nada.

–Pues que mal, Princesa. Deberías dejar de creer en los cuentos de hadas porque esas cosas no pasan.

Dicho eso frotó de forma agresiva mi cabello, a lo que yo me quejé, y se recostó en su cama.

–¿Eso significa que puedo dormir contigo? –se había recostado de espaldas viendo a la pared, pero había suficiente espacio en la orilla para recostarme.

–Haz lo que quieras, no es como que me importe.

Sin pensarmelo dos veces me metí en las sabanas y me acosté boca arriba. Tenía mis brazos sobre mi pecho y la cabeza volteando hacia él.

–¿Es que ahora te duermes en cuanto te acuestas, Rensuke? –no recibí respuesta así que me acosté de lado en su dirección, viendo su espalda– recuerdo que...soliamos hablar todas las noches antes de dormir...¿lo recuerdas?

No recibí una respuesta y el silencio se hacía presente, aún así no dejaba de lado que mi corazón latía con mucha fuerza. Estar nuevamente así de cerca de él era lindo, me agradaba ese sentimiento.

Acerqué mi cabeza a su espalda apoyando mi frente en ella, también paseaba mis dedos por su espalda, notando que sus músculos se tensaban un poco cada vez que mis dedos la tocaban.

–Es...agradable tenerte de vuelta, aún siendo no seas el mismo puedo decir que te extrañé, Rensuke.

Silencio...nada más que eso. Cuando finalmente cerré mis ojos para tratar de dormir, él habló.

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⏰ Última actualización: Jun 23 ⏰

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