13. Rechazo

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Cuando se levantaron de la mesa luego de desayunar, Betty devolvió a sus hijos.

- Laven los trastes y ordenen la cocina. -ordenó señalando la mesa y se fue de ahí.

- No, ¡Mamá! -Selena dio un pisotón.

- Ay, vamos. -se quejo también Stefan.

A regañadientes, los tres comenzaron a levantar todo de la mesa y lo llevaron a la cocina. Stefan lavó los platos sucios, mientras Sophie los secaba y Selena ordenada todo en los estantes.

Mientras ellos ordenaban la cocina, el sonido del timbre resonó por toda la casa, y Jughead se apresuró a abrir.

- Buen día. -saludó un hombre moreno y alto frente a él, con una hoja en sus manos. - ¿Es esta la casa de Jughead Jones?

El nombrado asintió. - Si, es aquí.

- Perfecto, ahí está el camión con sus cosas. -señaló la calle donde este estaba estacionado. - Necesito que firme aquí para comenzar a bajar todo. -pidió.

Jughead firmó la hoja que el le tendió y se la devolvió. Luego entre el mismo moreno y otro rubio que bajó del camión comenzaron a bajar todo y lo dejaron en la entrada de la casa tras la puerta.

Un rato después, desde la entrada de la casa hasta la sala estaba lleno de cajas con los nombres de todos y algunas que decían "cocina" o "sala".

- Por fin, mi maquillaje. -celebró Selena abrazando una caja que decía claramente, "FRÁGIL, maquillaje de Selena".

Betty soltó una pequeña risita. - Pues, supongo que usaremos el día para ordenar todas nuestras cosas.

- Por fin, llegaron los televisores. -celebró Stefan al ver tres cajas de pantallas, uno para cada habitación.

- Vamos, los ayudaré a conectarlos para poder encenderlos. -Jughead dijo, tomando el primer televisor con cuidado para subir las escaleras.

Sophie y Selena cruzaron miradas y lo siguieron por las escaleras directo a su habitación.

Mientras el lo hacía, vió a Betty pasar por el pasillo con una caja en sus brazos que se notaba pesada y se levantó. - Betty.

- ¿Eh? -se volteó a él, luego de dejar la caja en el piso.

- Espera, no subas tú eso, son pesadas. -negó. - Yo las subiré. -ofreció.

Ella asintió. - Está bien. Gracias, Jug.

El le sonrió levemente y volvió con sus hijas, y luego de unos pocos minutos y de buscar los cables necesarios, la pantalla ya estaba encendida.

- Listo. -les sonrió a ambas pelinegras.

- Gracias, papi. -sonrió Selena.

Sophie solo miró a Jughead y le dedicó una muy breve sonrisa, para devolver su mirada a la pantalla en tan solo un segundo. El pelinegro suspiró y bajó su mirada.

- Ya... Iré a ayudar a su hermano. -informó, y salió de ahí.

Cuando llegó a la habitación de Stefan con la otra pantalla, lo dejó en el piso con cuidado.

- ¿Donde quieres ponerlo? -le preguntó.

El solo señaló la pared que estaba frente a su cama, donde había una pequeña mesita vacía y era el lugar perfecto.

Jughead asintió, abrió la caja y sacó de esta todos los implementos del televisor. El control y todos los cables para poder encenderlo. Repitió lo que hizo con el de las mellizas y en pocos minutos ya estaba encendido.

- Listo. -se volteó a su hijo.

Este se encogió de hombros. - Gracias. -murmuró sin mirarlo y le dio la espalda, para sentarse en la cama y abrir una caja de donde comenzó a sacar su ropa.

- Puedes verme, Stefan. -dijo serio.

El menor suspiró y levantó su mirada a él. - Te dije gracias.

- No entiendo porqué tienes tanto rechazo hacia mí, soy tu padre. -se señaló a sí mismo. - Antes solías ser muy apegado a mí.

- Si, tú lo dijiste, antes. -se encogió de hombros. - No vengas ahora a hacerte el sorprendido o herido por mi rechazo. -rodeó sus ojos. - Tú te lo buscaste cuando comenzaste a dejarnos de lado a mí, a mis hermanas y a mi madre.

Jughead lo miró serio. - No los dejé de lado, todo lo que hacía era solo por ustedes.

- Ah, ¿Ausentarte de casa era por nosotros? -sonrió sarcástico. - Lo siento, no había entendido que ese era mi regalo por mi cumpleaños que olvidaste, o por tu aniversario con mi madre o ese recital de Sophie al que no fuiste.

El pelinegro tragó en seco. - Sé que si me he ausentado de sus vidas, Stefan, pero realmente espero que algún día entiendas que todo lo hacía por ustedes, porque quería darles una buena vida y verlos bien siempre, aunque no lo parezca.

- No, no parece. -murmuró. - Lo único que hiciste fue jodernos.

- Quiero arreglar las cosas, pero ustedes siquiera me dejan acercarme.

- Porque será igual que siempre, papá, te conozco. -dijo sin mirarlo. - ¿Puedes... Puedes irte?

- Stefan n-

El lo interrumpió. - Ya no quiero hablar de esto. -dijo entre dientes. - Vete.

Jughead tomó una profunda respiración. Insistir en ese momento no iba a servir para nada más que molestarlo, así que sin más, salió de ahí cerrando la puerta tras él.

Se quedó contra la puerta y cerró sus ojos, intentando controlarse, evitando las lágrimas que querían salir de sus ojos y el nudo que se formó en su garganta.

No dejaba de sentirse culpable, ¿Algún día dejaría de sentirse así? Porque parecía que no.

Estuvo así unos segundos, hasta que la voz de su esposa lo sacó de sus pensamientos e hizo que abriera los ojos.

- Jug... ¿Ya subes las cajas? -le preguntó desde la puerta de la habitación que compartían.

- Ah, si... -dijo asintiendo y se separó de la puerta, enderezándose. - Ya iré. -murmuró, y bajó las escaleras, bajo la mirada confundida de Betty.


















Último de hoy, espero que les guste! 💗

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