Capítulo XVIII: La fiesta floral.

9 3 3
                                    

—"La tierra vuelve a ser verde, las flores crecen después de un frío invierno, y en mi no tan humilde opinión, es la época en las que las personas florecen a la par de aquellas pequeñas flores

Oops! Ang larawang ito ay hindi sumusunod sa aming mga alituntunin sa nilalaman. Upang magpatuloy sa pag-publish, subukan itong alisin o mag-upload ng bago.

—"La tierra vuelve a ser verde, las flores crecen después de un frío invierno, y en mi no tan humilde opinión, es la época en las que las personas florecen a la par de aquellas pequeñas flores. Me gustaría invitar a sus almas primaverales a mi fiesta este viernes por la noche. Gérard"

—¿Hay algo más poéticamente perfecto que lo que mis oídos acaban de escuchar? —pregunté cuando Arturo terminó de leer esa bella carta.

—Es la invitación a la fiesta anual de primavera de Gérard, los invitó a los cuatro —me informó Arturo y me dio cuatro sobres.

Sonreí al ver los sobres, eran amarillentos y tenían una bella flor seca junto al nombre.

—Honestamente creo que Gérard y yo compartimos alma, la primavera es una de mis estaciones favoritas —comenté mientras barría el suelo de la tienda de antigüedades.

—¿Tu estación favorita no era el invierno? —preguntó Arturo mientras ordenaba papeles.

—En invierno si, en primavera es la primavera, en verano es verano y...

—Asumo que en otoño es el otoño —dijo y ambos reímos.

—Bueno, terminé de limpiar, voy a entregar invitaciones —anuncié, me despedí y salí de la tienda.

Primero me dirigí a la casa de los Jones, en el camino me percaté que los árboles de cerezo blancos estaban floreciendo.

—¿Hay algo más hermoso que esto? Ver como todo florece después del gélido invierno, me da esperanzas de que los seres humanos podemos hacer lo mismo.

Llegué a aquella pequeña casa y toqué la puerta.

—Amelia, qué gusto verte de nuevo, pasa por favor —me atendió Jane.

—Buenas tardes Jane, vengo a entregar estas cartas a Daisy y Thomas —dije mostrando ambas cartas, la de Thomas tenía una lavanda y la de Daisy un clavel.

—Oh, no están en casa, Daisy está con sus hermanas en la biblioteca y Thomas está con su amigo Joshua. Pero dámelas, serán entregadas.

Le di las cartas y después de una taza de té acompañada de una pequeña charla seguí mi camino.

Me dirigí a la casa de Stephen. Era algo raro volver, yo había vivido en esa zona por mucho tiempo.

Al entrar pude ver casas muy grandes, reconocí la que solía ser nuestra al instante, dos pisos y un ático, blanca y con bastantes ventanas. Salía luz así que supuse que ya había alguien viviendo.

Es extraño pensar en que alguien vive en lo que solía ser tu hogar.

Miré hacia la derecha y ahí estaba, esa casa gigante con tonos oscuros y un jardín digno de la realeza, la casa de los Andrews. Me sorprendió no ver ninguna flor, luego recordé que le gustaban a Isabelle y ella ya no estaba.

Nuestra melodíaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon