Capítulo 3: El error

17 2 3
                                    


He tenido que salir de clase rápidamente cuando la profesora del curso se ha presentado en el aula. Su puntualidad ha provocado que la conversación que tenía con Rodrigo y Estefanía se quede a medias. De todas formas ya habíamos dado por hecho que no nos daría tiempo a terminarla, por eso hemos quedado cuando acaben, en los cinco minutos libres que tendríamos antes de que yo empiece mi curso de maquillaje. Como es evidente, emplearemos ese tiempo a organizarnos para quedar cuando el mío termine, igual que también lo es el hecho de que no se hayan apuntado al de maquillaje. Ellos se lo pierden.

No sé en qué emplear mi tiempo libre hasta las diez y media. Podría sentarme en una mesa alejada en la biblioteca y dormir un rato, pero alguien podría verme y ensuciaría gravemente mi preciada imagen. Además de la tortícolis que podría darme por coger una mala posición sobre una dura y cutre mesa llena de garabatos y números.

A lo lejos veo a Jésica y Sofía y acelero el paso para ir a su encuentro, mostrándoles mi mejor sonrisa.

―¡Hola! ―exclamo efusivamente antes de darnos un par de besos al aire, acercando nuestras mejillas pero sin rozarlas.

―Hola, Bianca, no te hacíamos tan temprano aquí ―comenta Jésica.

―Sí, si lo hubiéramos sabido te hubiéramos avisado para que vinieras con nosotras ―dice Sofía.

―Sí, bueno, es que tenía que hacer unos asuntillos antes de... ―me interrumpo a mí misma―. ¿Vosotras qué hacéis aquí tan temprano?

―Teníamos que recoger unas cosillas ―habla Sofía.

―¿Vais a ir al curso de Iniciación al maquillaje? ―les pregunto sonriente.

Ambas se miran alzando una ceja y se ríen tapándose la boca.

―¡Qué cosas tienes, Bian! Cualquier diría que a estas horas estés de humor para hacer esos chistes ―me dice Jesi mientras enreda su dedo índice en un mechón de su larga cabellera morena.

¿Cómo? ¿Qué ha querido decir?

―Imagínate a alguna de nosotras tres yendo a ese ridículo curso.

La melena castaña de Sofí se mueve ligeramente hacia los lados al reírse levemente tras sus propias palabras.

―Sí, que locura ―respondo antes de fingir que me uno a sus risas.

―Lo llevan claro si pretenden que nos apuntes a un curso tan mediocre cuando tenemos nuestros propios estilistas ―dice la morena.

―Y no solo eso, además de dar un curso de maquillaje a estas alturas de la vida, cuando cualquier chica, y algún que otro chico, sabe maquillarse decentemente, salvo excepciones. No es precisamente prestigioso, que digamos. A mí me encantaría mejorar mis habilidades porque es evidente que mi estilista no puede estar todo el rato conmigo, pero lo haré en un centro de prestigio ―interviene la castaña.

―Por supuesto. No quiero ni pensar quienes se han podido apuntar a un curso así.

―Yo tampoco, Sofi. Hay que estar muy tarada y desesperada para apuntarse ―ríe la otra.

―Bueno, amiga, nos encantaría seguir hablando largo y tendido, pero tenemos cosas que hacer. Ya nos vamos viendo durante el verano ―se despide Sofía después de ajustarse la felpa de cenefas que lleva en la cabeza.

―Sí, ya nos vamos viendo ―digo fingiendo que no me ha afectado nada de la conversación que acabamos de tener.

―Adiós.

Y tras hablar Jésica, ambas se despiden con un gesto de sus dedos antes de caminar hacia donde quiera que vayan. Lugar al que no me importa en estos momentos.

Se busca protagonistaWhere stories live. Discover now