Capítulo 4: Candidato ideal

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Estoy haciendo guardia junto a la puerta del aula en el que se encuentran Rodrigo y Estefanía cuando esta se abre y comienzan a salir algunos estudiantes. Me empiezo a desesperar al ver que ellos no lo hacen, y lo hago más aún cuando al asomarme disimuladamente les veo caminar a paso de tortuga. Ya de por sí ha sido un infierno esperar casi una hora mientras. Sin poderlo evitar, no dejaba de pensar en la conversación que he tenido con mis amigas antes, como para que ahora encima este par camine como si no conociesen el tener prisa. Que sí, que sí, ya sé que al final vamos a tener más tiempo para planificar a quién le vamos a adjudicar eso de salvar al mundo, pero si hubiera tenido que ir al curso de maquillaje no nos hubiera dado tiempo ni a saludarnos.

―Hola ―la voz inconfundible de Estefanía interrumpe mis pensamientos.

¡Por fin han llegado! Ya era hora...

―He viso que hay una aula abierta y vacía en la que en esta hora no van a dar ningún curso, así que vayamos y no perdamos más el tiempo.

―Quieres decir que nosotros busquemos a alguien para salvar al mundo mientras tú descubres la mejor forma de hacerte el rabillo del ojo, ¿cierto? ―dice Rodri mirándose el reloj.

―¿Cómo? ―pregunto confusa, alzando una ceja.

―Pues que veo tontería estar dos minutos en una clase para que tú te vayas al curso ese de maquillaje. Y como verás, no vamos a trabajar nosotros y tú no ―me espeta.

Me paro en seco y lo escudriño con la mirada.

―Yo no tengo ningún curso de maquillaje, no sé de qué estás hablando.

―¿Perdona?

Ahora es Estefanía la que me habla y, por su tono de voz, parece incrédula. Como respuesta me encojo de hombros, esperando que sea suficiente para no dar más explicaciones sobre el tema.

―Nos diste hace una hora la tabarra sobre el curso de maquillaje al que te habías apuntado y nos llamaste ignorantes por no habernos apuntado ―me recrimina la chica.

Hago un gesto con la mano izquierda quitándole importancia.

―Solo os tomaba el pelo ―miento―. Yo no acudiría a un curso tan cutre y de tan baja categoría. Si alguna vez voy a alguno, será a uno profesional.

Ambos se miran y estoy segura de que con así se están diciendo todo lo que no expresan con palabras.

―En fin, nos da igual si vas o no a ese curso. Lo que importa ahora es encontrar a alguien que pueda salvar al mundo cuanto antes ―afirma Rodrigo y yo suspiro aliviada.

―¿Estás segura de que esa clase está vacía?

―Claro. Mientras os esperaba he estado investigando y me he enterado de que es un curso de algo de química que dura dos horas. Se fueron hace un rato al laboratorio y no volverán.

Estefanía asiente y nos encaminamos hacia nuestro destino sin mediar palabra, algo que agradezco, pues no estoy dispuesta a retomar el tema del curso al que no he asistido ni de dar ninguna explicación más.

Una vez nos hemos acomodado, no nos entretenemos en hablar sobre temas banales ni de nuestras vidas, más que nada porque lo único que tenemos en común es averiguar a quién encasquetarle eso de salvar al mundo. Bueno, al menos yo. Y tampoco tengo interés en hacer migas con este par.

―¿Has pensado en alguien? ―me pregunta el chico tras sacar un folio en blanco y un bolígrafo.

―Es una decisión muy importante y no podemos hacerlo a la ligera ―me advierte la chica que cambia constantemente de estilo.

―Sí, así que no necesitáis darle más vueltas al asunto. Tengo al candidato ideal ―afirmo.

―Así que es un chico... ―dice Rodrigo y yo asiento con la cabeza.

―Sí. Mientras estabais en vuestro curso, he aprovechado el tiempo y, entre otras cosas, he dado con quien salvará el mundo. Así que cuando hagamos los trámites, me libraré de esta carga que llevo encima.

―¿Y de quién se trata? Porque lo mejor es hacer una lista y luego pensarlo fríamente.

―Tranquila, Estefanía, no habrá que hacerla. Cuando os cuente de quién se trata me daréis la razón.

―Miedo me da que hayas tomado una decisión tan rápida... ―objeta ella.

―Nada de miedos. El chico que se encargará de salvar el mundo eres tú, Rodri ―digo señalándole con mi índice, haciendo resaltar mi impecable manicura―. Eres el perfecto candidato. El amigo de la protagonista que está enamorado de ella salvando al mundo. ¡Al público le va a encantar!

―Pero yo no estoy enamorado de mi amiga...

―Ese es un detalle sin importancia ―digo haciendo un gesto con la mano ante tal trivialidad.

―¡Claro que tiene importancia! ¡No me gusta!

―Pero seguro que nadie se da cuenta de eso. ¿Estás seguro de que nunca, nunca te ha gustado? Quizás el primer día que la viste...

Niega meneando efusivamente su cabeza.

―Quizás la gente no se acuerde y piense que en algún momento te gustó...

―No. Además, no voy a salvar al mundo.

―Pareces muy convencido de ambas cosas... ―objeto.

―Eres muy perspicaz ―me responde.

En fin, está claro que esta conversación no nos va a llevar a ningún lugar. Al menos no al que yo quiero. No hay manera de convencer a este chico de que sería el candidato ideal, pero no voy a darme por vencida.

―¿Y qué hay de ti, Estefanía? Dicen que mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer... El público ya está acostumbrado a tu presencia. Pasarías de la mejor amiga sin estilo definido a la chica que salvará al mundo. ¿No te parece interesante? Seguro que a tu actriz le suben el sueldo ―digo guiñándole un ojo, esperanzada de que algunas de mis palabras hagan mella en ella.

―No me vas a convencer. Siempre la he ayudado, al igual que Rodri. Pero ni él ni yo somos candidatos válidos para encargarnos de salvar al universo. Es una responsabilidad muy grande y por experiencia te digo que no podríamos ninguno. Ha habido veces que lo hemos tenido que intentar y no ha sido fácil.

―Pero las cosas fáciles son aburridas...

―Estamos hablando de salvar al mundo, no de irnos a un parque de atracciones. No nos vas a echar a los hombros el salvar la humanidad. Si nos hemos reunido contigo es para proponer a una persona que pueda hacerlo. Y a lo sumo, si nos necesita, echarle una mano.

Las palabras del chico provocan que por un instante yo me quede sin ninguna para poder rebatirle. Quizás haya sido por su tono serio. Cuando las proceso, asiento con la cabeza.

―Está bien, conseguiremos a la persona indicada ―sentencio.

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¡Hola! Por fin estoy aquí con un nuevo capítulo. Aunque el mundo siga sin tener quien lo salve.

¿Qué os ha parecido? ¿Creéis que encontrarán a alguien antes de que intenten destruir el universo? 

¡Nos leemos en el próximo capítulo!

Se busca protagonistaWhere stories live. Discover now