Capítulo 17: Mejores Amigos

11 5 6
                                    

El bolso que llevaba colgado al hombro se resbala por mi brazo y cae al suelo haciendo un ruido sordo que hace que los dos se separen de golpe y giren la cabeza hacia mí. No sé cuál será mi expresión, pero la suya es de vergüenza absoluta. Se sientan cada uno en una punta del sofá, como si de repente el contacto del otro les molestara.

—¿Él es el chico? —Le pregunto directamente a Erik.

Él agacha la cabeza y se mira las manos, luego parece recordar algo y la levanta de golpe.

—Espera, ¿Lo conoces? —dice sorprendido.

—Sí, es el compañero de piso de Aike —contesto sin rodeos.

Erik se gira esta vez hacia Dylan, que se limita a encogerse de hombros como toda respuesta, lo que Erik toma como un sí.

—¿Cuánto tiempo llevas aquí? —me dirijo exclusivamente a Dylan. Él, al notar mi tono autoritario se pone recto de inmediato y se aclara la garganta antes de responder.

—Casi dos días.

Los casi dos días que yo llevo fuera y tenían la casa para ellos solos.

—Tu hermano y Aike estaban preocupados por ti, podrías haber contestado al teléfono al menos —le recriminó con tono autoritario.

—Estaba ocupado —comenta con un tono de voz pícaro y mira de reojo a Erik, cuyas mejillas se han vuelto de un tono rosado.

Una duda asalta mi mente.

—¿Desde cuando eres gay? —cuestiono, y suena peor de lo que sonaba en mi mente.

Mis mejillas también se ponen un poco rosas, pero por motivos bastante diferentes, ya que la mirada que me dedica Erik me hace darme cuenta de que a lo mejor la he cagado un poco.

—Perdón —me apresuro a disculparme —no quería que sonará así.

Mi voz no suena para nada firme, y Erik se lleva una mano a la frente de un modo bástate dramático mientras niega con la cabeza dando a entender de que mis disculpas han sido penosas.

—No soy gay, soy bi —la voz de Dylan nos saca a Erik y a mí de nuestro intercambio de expresiones.

—¿No era que no lo querías contar? —le pregunta Erik.

—Nos ha visto enrollándonos —responde mientras me señala con la cabeza y yo me hago pequeñita en el sitio -no íbamos a poder ocultarlo por mucho tiempo.

—Sabes que ahora se va a enterar todo el mundo, ¿Verdad? —contesta Erik con tono interrogante. Dylan se encoge de hombros antes de volver a hablar.

—Se iban a enterar en algún momento, ¿Qué más da si es ahora o mañana? —comenta con indiferencia y Erik parece sorprendido por el tono que usa.

—Te recuerdo que eras tú el que no quería contarlo porque no se veía preparado —le rebate Erik, yo ya no formo parte de la conversación.

¿Pero te vas a quedar a escuchar, cierto?

Por supuesto, esto se está poniendo muy interesante.

—He cambiado de opinión, ¿O es que tampoco puedo hacer eso? —dice en tono autoritario sin que le tiemble la voz ni un segundo, y Erik, que se había vuelto a acercar un poco a él, retrocede hasta que se choca con el brazo del sillón.

—¿Quién ha dicho nada? —contesta Erik intentando hablar con la misma firmeza que él, sin embargo, no suena ni la mitad de seguro.

—¡Nadie, joder! Pero ya estas dándole vueltas a las cosas y no sabes lo que me cabrea eso —espeta Dylan con un pequeño arrebato.

El atardecer que nunca vimos (Borrador)  (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora