Habia estado toda la tarde jugando con mis primas a just dance por lo cual ahora estaba más cansada, me dolían los pies y las piernas. El Seba se había ido a arreglar ya que los gemelos Leal, nos habían invitado a una salida por lo cual yo también debería de cambiarme y eso estoy haciendo ahora (Me estaba arreglando unos minutos después de terminar de jugar just dance).
Me duche, me seque el pelo, me cambié y me coloque rimel en las pestañas, brillo labial y esas cosas. Baje con una cartera blanca en dónde tenía mi celular, billetera y otras cosas que cayeron en la cartera, en la sala me encontré con el Diego, el Manuel y mi hermano ya listos para salir.
— por fin, esperarte parecía una eternidad — dijo mi hermano. Vamos antes de que se haga más tarde.
Estos tres se levantaron del sillón para así poder caminar en fila hacia la puerta principal, y obvio que los seguí.
[...]
— ¿No han pensado en volver? — preguntó el Manuel. A Antofagasta.
— sipo weon si acá yo tengo mi vida — hablo el Sebastián. Aparte nuestros padres ya estaban pensando en volver
— ¿Que?, ¿Y yo por qué no sabía? — preguntó confundida y sorprendida.
¿Volver para acá?, ¿Están locos?.
— sipo si ellos ya hasta tenían lista la casa en dónde viviríamos — respondió tranquilamente mi hermano.
— ¿Y por qué no me lo dijeron? — dije confundida.
— te lo iban a decir, pero a una persona se le ocurrió tener pololo a último tiempo — mencionó para mirarme. Si no fuera por tu culpa yo estaría aquí feliz.
— ¿Teni pololo? — preguntó el Diego, quien no había hablado hasta ahora.
— tenía o sigue teniendo — de nuevo hablo el Sebastián, con un tono burlesco.
— ¿Y vo por qué deci eso? — fue el Manuel quien preguntó está vez.
— no na de ahi se va a dar cuenta — dijo el Seba.
— ¿de que hablai Sebastián? — lo mire confundida por tercera vez.
Este solo alzó los hombros para seguir caminado. El Diego no dijo nada en todo el camino hacia donde iríamos, estuve casi todo el rato pensando en lo que mi hermano había dicho no sabía si tomar encerio o solo olvidar el tema.
Habíamos llegado como a una feria en donde habían varios tipos de juegos, el Manuel con el Seba habían ido a comprar algo para comer ya que esos tenían hambre, por lo cual me quedé con el Diego sola.
— ¿queri ir a esos juegos? — preguntó señalando un puesto en donde habían como juegos de dardos.
— si vamos — sonreí ya que habían algunos peluches demasiados tiernos.