capitulo 2

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La luz del amanecer empezó a invadir la habitación de Roier. Había algunas cajas a su alrededor. Ayer no le dio tiempo de terminar de desempacar.

Su alarma empezó a sonar, decidió que era momento de levantar su trasero de la cama. Contó hasta tres y dio un brinco, odiaba tener que levantarse temprano pero, tenía deberes que cumplir como buen ciudadano.

Roier se había cambiado de ciudad hace dos semanas. Su nueva universidad le quedaba muy lejos, sus padres decidieron que era mejor que se fuera a vivir a los dormitorios que otorgaba la universidad, Roier no estaba tan feliz en dejar a su familia y amigos atrás, pero todos lo convencieron para dar este gran paso en su vida.

Lo primero que hizo al instalarse en la ciudad fue buscar un trabajo, no le gustaba que sus padres le pagaran el dormitorio, cuando tuviera el dinero necesario el empezaría a apagar su dormitorio. De la universidad no tenía que preocuparse ya que fue becado por su gran rendimiento académico. En el colegio se la pasaba divirtiendo pero aun así era uno de los alumnos con mejores notas. Fue bendecido con un gran coeficiente intelectual, pero debido a su negligencia no aprovechaba este don.

Digamos que Roier también se metía en muchas peleas, no dejaba que nadie le faltara el respeto a él o a sus amigos. Pero ese pensamiento tenía que cambiar, no podía ir por ahí pegandole a la gente, tenía que controlar su impulsividad, el cambio de cuidad le otorgaría un nuevo comienzo.

Consiguió trabajo en una cafetería no tan lejos de su universidad. Esta semana le tocaría turnos de mañana y era mejor para él, sus estudios eran en la tarde, eso le daba más facilidad para organizar sus tiempos.

Había tenido suerte al saber que su mejor amigo, Mariana, vendría también a la misma universidad. Habían hablado con los encargados de la universidad para que compartieran cuartos. Pasaron horas y horas tratando de convencer a esas personas, al final aceptaron sus propuesta, más que nada fue para deshacerse de una vez de ellos. Roier y Mariana saltaron de felicidad y se retiraron, sin antes agradecerles.

Ahora Roier se arrepentía de compartir cuarto con Mariana.

– ¡Mariana! Oye wey, ya despiértate loco, vas a llegar tarde – Se había convertido en una costumbre que Roier despertara a su amigo.

– Cinco minutos más – decía bostezando.

– Mariana no soy tu pinche mamá para andar despertandote – tomó aire – ya reacciona loco – Roier empezó a mover a su amigo para que abriera los ojos.

– ¡Ya mein! Si estoy despierto – hizo pucheros – deja de zamarrearme – Su amigo se ponía de pie mientras susurraba pequeños insultos en su camino.

Roier ya estaba listo para ir a trabajar, pero le gustaba irse con su amigo, le animaba más las mañanas.

Los dormitorios estaban aparte de la universidad, es decir, no se encontraban en la sede de esta. La universidad era muy grande, tenía diferente edificio, estos estaban separados por: Científicos y humanistas. Mariana estudiaba en el departamento de humanista, en cambio Roier estaba en el científico pero en la hora de diurno.

Mariana se quejaba mientras salían de su dormitorio, el mayor le reclamaba a Roier por haberlo despertado de su hermoso sueño. Roier reía y molestaba a su amigo mientras caminaban por los pasillos.

Mariana era alto y flaco, ocupaba lentes que cubrian sus ojos color miel, tenía varios lunares por su rostro, era un joven muy apuesto.

Se dirigieron al ascensor para poder llegar a la planta baja, ellos vivían en el piso 7 y no iban a bajar por las escaleras.

– Nombre Roier que hueva contigo – Seguía quejándose su amigo mientras entraba al ascensor.

– Ya dejate Mariana, tienes responsabilidad que cumplir – regañaba Roier.

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