Quince

5.1K 308 110
                                    



— ¡Roxana! Espera, detente al menos.

— ¡para que! Vete con esa maldita perra, sabía que Carolina era una zorra pero ya veo espero la oportunidad, al menos hubiera soportado que fuera Solead, porque ella con un chasquido la hago mierda.

—Y dime que iba hacer, te creí muerta, me encargue de hacerle la vida imposible a la misma solead, solo para que me digas que no fue la asesina que un mafioso te secuestro durante mas de dos años, como quieres que me sienta al verte, aquí parada frente a mí, que te guardara luto todo los años, soy hombre Roxana, será mejor que te lleve con tu tía.

— ¡No! Menos me toques, iré yo sola, solo necesito algo de dinero.

—Déjame llevarte, tal vez ese hombre te esta buscando.

Roxana lo pensó, tenía razón además hace meses que se ha escondido tan bien, y pagar con los billetes era complicado por el número de seria, sería fácil rastrearla, por eso compra en puesto de la calle.

Al final acepto irse con Gustavo mientras sonríe como Carolina hacia una rabieta, pronto se desharía de esa maldita que se cree que logra casarse. Necesitaba un lugar seguro y sabía que su tía se alegraría al verla en lo que piensa como darle la sorpresa a soledad y burlarse de ella por el tiempo que estuvo presa, debió verse muy bien con esa ropa naranja.

Lo que daría por verla, lástima que se lo perdió.

Soledad no dejaba de ver el arreglo de flores, le pareció extraño recibirlo, en primera creyó que era para Zobeida y como ella se alegró, pero al leer la nota todo indicaba que eran para la misma soledad.

No sabía quién pudo mandárselas dudaba que fuera de Fernando, aunque tenía la inicial de una F, decidió llamarlo pero este solo sorprendió tajante que no había sido él.

Federico sonrió lanzándole un chocolate.

—Son hermosas, debe ser de un admirador.

—No tengo admiradores, dudo que alguien se fije en mí.

—Eres muy hermosa, aunque a veces eres demasiado insípida.

—Eso fue grosero.

—Solo me voy por lo visual en decirte eso, usas vestidos largos de señora de cinco hijos, y eso suéteres que mi abuela usaba.

— ¿Qué tiene mi ropa?

—Solo que pareces la humana del pastor, eres muy hermosa si vistieras diferente hubiera puesto mis ojos en ti.

—Bueno el que me va querer será por lo que soy y no por lo que uso.

—Tal vez hay algo escondió ahí, aunque no creo que Fernando se queje por ello.

—Fernando es solo mi amigo—inquiero ella ofendida.

—Los amigos también se comen cuando hay soledad, deberías hacer honor a tu nombre Soledad.

—Mejor ponte a trabajar, que no ha logrado ni convencerla de llevarla a comer, y la hora de salida se acerca, al menos piensa en un plan mañana.

—Dime algo—se puso de pie Federico y camino hasta el escritorio de Soledad, dejó caer sus manos y la miro fijamente. —No te molesta que ella aun este empeñada en Fernando, tu misma has dicho que Fernando no le gusta, pero no te molesta que le guste ella u otra.

—A dónde quieres llegar con esto.

—Somos hombres y tenemos necesidades, no creo que Fernando sea célibe me explico—los ojos azules de solead dilataron ante su comentario—Lo vez, no necesita una novia, cuando puede hacer una llamada a una amiga y ya sabes.

Falso MatrimonioWhere stories live. Discover now