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—Puedo llevarte—soledad se giró asustada que las llaves del lugar cayeron al suelo.

—No pretendía asustarte—comentó el hombre recogiéndolas llaves.

—Gracias. —agradeció sin saber que decirle.

El solo sonrió y miro alrededor de él, no había muchos transeúntes, mientras soledad esperaba que el hombre se fuera. No lo conocía como para iniciar una plática.

Fernando solo se lo presento y aunque los acompaño a la comida no había algo que pudiera platicar, no le daba esa espina de que le agradar, sobre todo la incomodidad de como la mira.

—Le agradezco señor Ferrer.

—Dalton solo Dalton, pedirás un taxi.

—Sí.

—Podría llevarte si gustas.

—Se lo agradezco pero no es necesario además no quiero molestarlo.

Dalton noto el tono cortante de ella así que sonrió acercándose un poco que Soledad tuvo que inclinarse hacia atrás como tenía el rostro del hombre sobre ella.

—Porque creo que te doy miedo. —inquirió Dalton.

—No lo conozco, y no es miedo es solo desconfianza, además es raro que lo encuentre aquí—el asintió apartándose.

—Eso fue inteligente—alago el hombre.

—Creo que debería irme.

— ¿Y porque no aceptar mi invitación? —dijo Dalton metiendo sus manos en sus bolsillos—O es que se molestaría Fernando.

—No comprendo—cuestiono soledad—Es solo que agradezco su ofrecimiento, pero no puedo aceptarlo, además no lo conozco lo repito.

—Y porque no conocernos—dio un paso.

—Bueno no lo sé.

—Vez el punto, vamos te llego, además si dudas puedes avisarle a Fernando aunque...

— ¿Aunque?

—Hubo una gala, vengo de ella y se miraba acompañado, es más dude en acercarme a ti—ella no comprendió. —No sabía si tenías una relación con Fernando.

—sigo sin comprender.

—Soy un hombre que es directo soledad, como también cuando una mujer llama mi atención.

Ella le pareció incomodo su comentario, se aferró a su bolsa y lo miro a los ojos.

—Me temo que debo rechazarlo, si es lo que creo no estoy interesada—avanzo pasando de su lado.

— ¿Te gusta alguien? —pregunto Dalton.

—Si—mintió a medias porque aún no sabía que sentía menos con las conversaciones que ha tenido con Federico. —Y quisiera confesarle mis sentimientos, lo siento.

—Es Fernando—ella se detuvo. —Conozco a Fernando, y creo más bien aseguro que no eres el tipo de mujer, eres linda—ella aparto su mano como tomo un mechón suelto de su cabello.

—Le pido que guarde distancia y sobre si Fernando no soy su tipo, no debía usted decirlo, espero que sea un poco más prudente.

—solo saldrás lastima.

—Entonces le haría la misma pregunta a usted, dudo que sea el tipo de mujer que busca, no seré un juego señor Ferrer, tal vez no tenga experiencia pero se respetarme como mujer, no sé qué intensiones tenga o crea de mí, pero usted no es el tipo de hombre que pondría mis ojos.

Dalton hizo una mueca, la mujer no era ingenua como le pareció a primera vista, pero tampoco es para que lo rechace, cualquier mujer caería.

—no veo la diferencia entre Fernando y yo.

—Yo al menos lo veo, compromiso. —se dio la vuelta exclamando un taxi.

Por su parte Dalton saco un cigarrillo, cree que eso se lo pasara, no sabe con quién se metió, por el momento la dejara ir. Solo esta vez.

Los demás días soledad sentía paranoia, como si alguien la estuviera vigilando, quería pensar que era por el próximo evento de caridad, debía ser eso. Miro a Federico que estaba muy platicador con la chica que se encargara del evento, sobre Zabuida ya no hacia comentarios parece que se había resignado.

Su relación con Fernando se ha forjado más, no hizo comentarios sobre su amigo, no lo veía al caso, tampoco quería que se molestara con él, tal vez regreso a su país.

—soledad tienes una llamada.

— ¿Te dijo quien eso? —la mujer negó.

Soledad tomo el teléfono, espero que hablaran no hubo respuesta solo la respiración de alguien, y luego colgaban. Lo mismo pasó los demás días con esas llamadas extrañas, se abrazó con incertidumbres.

—Has estado algo pensativa—comento Fernando quien había sido invitado a la gala.

—Estoy bien es solo que —se sobo el cuello——Nada sin importancia.

—sabes que puedes contar conmigo, por cierto te vez bien soledad—ella sonrió sonrojarse mientras el daba un sorbo a la copa. —Te has puesto roja.

—No, es solo que es raro que me hagas un comentario así.

— ¿enserio? —se preguntó sorprendido—Entonces lo hará más seguido—acerco su rostro al de ella—Te vez hermosa.

Soledad se humedeció sus labios mientras el bajo la vista a su boca, ella intento desviar la mirada pero el siguió en un juego algo tonto.

—Fernando.

— ¿Qué?

—Estas muy cerca—musito ella.

—Eso te incomoda, nos conocemos desde hace mucho.

—sí, pero...—soledad bajo la vista como Fernando tomo su mano.

—Creo que estoy algo aburrido—comentó mirando el lugar.

—Más bien quieres usarme para esconderte de Zobeida desde que llegaste, no te ha soltado. —el sonrió con descaro.

—Entonces no sueltes mi brazo y puedo estar contigo todo el tiempo que gustes y si quieres nos vamos de aquí.

—Eres un loco.

— ¿Porque soy un loco? no veo nada de malo que nos vayamos y tomamos algo, no lo sé yo...Quisiera platicar mas contigo—los labios de soledad se entreabrieron como sus vellos se erizaron, ante la provocación de Fernando como subía su mano con sutileza por su brazo. —Creo que...Lo siento—casparreo Fernando.

Ella negó, tal vez no era mala idea, se inclinó un poco hacia él.

—Porque no—comentó ella con esa mirada de complicidad. —Me encantaría irme contigo, pero tú pagas las bebidas.

—Por supuesto, y si nos vamos ahora.

—Iré por mi abrigo—dijo ella pesando su mano por el abdomen de Fernando, no era una joven, sabía que había algo oculto en esa conversación.

Fue hasta el cuarto de abrigos, busco el suyo y lo tomo, pero alguien la empujo cayendo al suelo.

Soledad reacciono girándose solo para llevarse la sorpresa de verla a ella y como Roxana sonríe.

—Vaya, no sabía que te habías vuelto una coqueta, ¿Con Fernando? Vaya si que aspiras mucho Soledad. Y quien no si esta demasiado guapo hasta yo caería nuevamente.

—Estas...

—Tan viva prima. —declaro Roxana.

Falso MatrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora