No eres un monstruo [Bowluigi - Bowser X Luigi]

28

Su cuerpo dolía a cada movimiento, quería correr, quería desaparecer. Ya no lo soportaba más.

El olor del metal, perteneciente a las cadenas, llenaba sus pulmones a cada bocanada de aire.

Sus manos temblorosas, intentaban detenerla inútilmente. Su sonrisa que dejaba a la vista sus colmillos, llena de maldad, le daba escalofríos.

A pesar de que su vista era borrosa, a causa de sus lágrimas, esos inconfundibles ojos rojos, brillaban en la oscuridad.

¡ŤØÐØ Ɛら ㄈЦŁþΛ ÐƐ ϦØƜらƐ尺!

Luigi despertó sobresaltado, su cuerpo estaba temblando y de sus ojos caían lágrimas.

Cerró sus ojos con fuerza, su mandíbula le dolía por apretar sus dientes, y cerrando sus puños, se daba golpes en la cabeza, con frustración.

- ¿¡Porque no puedes olvidarlo!? ¿¡Cómo puedes ser tan débil!? ¡Eres un inútil cobarde! - Sé gritaba a sí mismo, odiando se por no poder superarlo.

¡Tσɔσ εƨ Cυʟρα ɔε вσшƨεя!

La voz de Xia estaba en su cabeza, no podía deshacerse de ella.

- ¡Supera lo de un maldita vez! - Estaba cansado de tener miedo, de temblar al ver a la persona que amaba.

En toda la noche, el castaño no pudo volver a conciliar el sueño. Cuando el sol salió, decidió levantarse.

- ¡Buenos días mamá Luigi! - Le saludó alegre el príncipe.

Aunque sus párpados le pesaban, sonrió al pequeño. - Buenos días Jr. -

Ambos caminaron hasta el comedor para desayunar, dónde también se encontraba el monarca.

El de gorra se talló los ojos, pues le ardían por haber llorado y también por falta de sueño.

-¿Estas bien Luigi? - Preguntó el pelirrojo, algo preocupado.

- Si, s-solo no dormí muy bien... - Intentó calmarlo.

Aunque Bowser no estaba muy convencido, decidió creerle y continuaron el desayuno.

Sus ojos azules estaban cansados, habían pasado varias noches en las que no podía dormir, así qué su cuerpo le exigía descanso.

A diferencia del mayor, Jr no se quedaba con ninguna pregunta. - Mamá Luigi ¿Porque te ves tan cansado? ¿Desde cuando no duermes bien? ¿Y porque no duermes bien? -

El plomero quedó un poco asustado por tantas preguntas. - E-eh...-

- Jr ¿Qué te eh dicho sobre interrogar a las personas? - Regañó la tortuga.

- Me dijiste que no preguntara tantas cosas... ¡Excepto si eran esos plomeros molestos! ¡Sip! ¡Eso dijiste! - Sonrió al recordar con exactitud las palabras de su padre.

- ¡Eso fue hace dos años! - Exclamó algo avergonzado. - ¡Ahora es diferente!

El nene lo analizó un poco. - Cierto, eso fue antes de que te enamoraras de mamá Luigi. ¿Entonces ahora tampoco lo puedo hacer con Luigi y Mario? -

- No. - Dijo cansado del tema.

- ¡Oki! - Su sonrisa cambio a una expresión confundida. - ¿Pero entonces que hago con mis preguntas? -