Capítulo 5

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- Ponte el cinturón. - Digo drásticamente antes de acelerar, ella solo obedece. El velocímetro marca 120 km/h en segundos y sigue ascendiendo, mientras esquivo con rapidez a cada vehículo en la vía, que tocan sus bocinas que se oyen distorsionadas al dejarlos rápidamente atrás. Con ambas manos al volante, y otra que lo suelta periódicamente para mover la palanca de cambio, veo con concentración el camino. Desvió la mirada al espejo retrovisor y noto como tengo compañía tras de mí, se habían atrevido a seguirme. Por un momento pienso en tomar mi arma y disparar hacia atrás, pero es innecesario, pues sé que no dispararan mientras esté ella abordo. Miro de reojo a la chica en el asiento del copiloto, me sorprendo al notarla tranquila, aferrándose a la manilla que está a arriba su costado, mirando el espejo lateral.

Me aburro de esta estúpida persecución y en un repentino movimiento, aplicando el freno de mano, giro en 180°, dejando una marca en el pavimento y humo, y el ensordecedor chirrido de las llantas. Algunos autos de los costados viran para evitar colapsar conmigo. Quedo frente a los tres autos que antes me seguían y acelero directo a ellos. Aprieto mis manos en el volante y miro fijamente al frente, sin dejar de acelerar. Siento la mirada de la chica, pero me mantengo atenta. Me acerco cada vez más a los autos, al punto de casi chocar, pero al notar que no pretendo desviar mi directa trayectoria, no les queda otra que virar y dejarme el paso libre. Siento como Nayeon suelta la respiración que contenía. Veo ahora al retrovisor como los tres autos ahora tratan de virar para continuar siguiéndome, pero ya es tarde para ellos. En un par de minutos ya me los saque de encima.

Han pasado diez minutos de silencioso viaje, ninguna de las dos habla nada. Ya estamos lejos de los ruidos de la ajetreada ciudad, y estamos en una calle oscura, en lo alto, solo arboles nos rodean. Detengo el auto. Ella me mira sin entender que es lo que haré. Me estiro hasta alcanzar su puerta y la abro.

- Bájate. - Digo sin mirarla.

- Pero Jeongyeon... - 

- El paseo terminó aquí, seguro encontrarás una forma de volver a tu casa. -

- Quiero ir contigo. - Me dice decidida, debe estar loca.

- Mira niña, no estoy de humor para tus jueguitos, tengo muchas cosas que averiguar... así que vuelve a tu mundo de fantasía. - 

- No quiero hacerlo... no... no quiero volver. - Desvía la mirada. Le veo confundida sin entender su reacción, no digo nada.

- Déjame entender esto... prefieres irte con la persona que iba a asesinar a tu padre y que te secuestró, antes de volver a tu mansión a hacer figuritas de arte. - Digo después de un rato.

- No tienes que burlarte. - 

- ¿Qué es lo que pretendes? - 

- Quiero saber... saber la verdad... - Levanto una ceja sin entender, ella me ve y prosigue. - ...necesito saber si es cierto algunas cosas de mi padre, y siento que tú me podrías ayudar. - 

- Yo no ayudo a nadie más que a mí misma. - 

- Tu dijiste que necesitabas averiguar algo, yo también, y siento que es algo que está relacionado. - 

-  ¿Y que te hace pensar eso? - 

- No lo sé... solo lo siento. - Dice algo tímida.

- ¿Solo lo sientes? Deja las ridiculeces y bájate ahora, no me hagas perder tiempo. - Digo fastidiada, por un momento me lograba convencer, pero ahora entro en razón.

- Además si estás conmigo no te harán nada. -

- Todo lo contrario, si estoy contigo más me buscarán. -

- Tal vez, pero no podrán dañarte mientras estés conmigo y puedan ponerme en peligro, como lo que hiciste hace un rato. - Eso me hizo mantenerme en silencio unos momentos.

Ciudad del vicio.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant