Capítulo 20

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Exhalo resignada.
Veo el techo, luego cierro los ojos.
Negro.
Huelo humo, escucho el crujir de la madera.
Todo es rápido.
Siento el calor, mucho calor.
Todo es negro.

No... no puedo rendirme. Vuelvo a abrir mis ojos para contemplar el ahumado techo. Las llamas han avanzado con una rapidez sorprendente desde la última vez que tenía los ojos abiertos, si no me muevo ahora moriré calcinada. Solo debo hacer un esfuerzo, un gran esfuerzo. Luego recuerdo, aun si lograra moverme no lograré salir de esta casa sin que me vean, matándome de inmediato. Sí, supongo que este es el fin, aun así no puedo simplemente dejarme vencer sin agotar con todas las posibilidades. Muevo mi cabeza, lo único que no me produce tanto dolor articular. Observo a mi costado, la cocina, Jin-young me arrastro cerca de esta para asegurarse de que cuando el fuego llegue a las instalaciones del gas, la explosión me mate. Una pequeña sonrisa se dibuja en mi lastimado rostro, de alguna manera ese idiota me ayudó en algo, me ahorró trabajo. Me logro poner boca abajo y con ayuda de mis brazos, me arrastro con dolor y dificultar, impulsada codo a codo rumbo a la cocina. Me detengo un segundo por el sufrimiento y cansancio, dejándome atrapar un momento por la tos que el asfixiante humo me provoca, pero recuerdo que no hay tiempo para quejarme, aunque el humo hace las cosas más difíciles. Tengo comezón en los ojos, mi respiración arde por las partículas quemadas entrando en mis cavidades nasales ,cada parte de mí está adolorida, el calor pareciera que cocinaba mi piel antes que el fuego, aun así continúo hasta llegar a la trampilla que está en el suelo a un rincón. La levanto, encontrándome con las escaleras que llevan al sótano, y me dispongo a bajarlas. A pesar de que está bajo la casa y más lejos del fuego, está completamente ahumado.
Bajaba arrastrándome, el calor es insoportable, por mi rostro corren gotas de sudor entre el esfuerzo y la temperatura, pero a mitad de camino, resbalo y mis brazos ceden por el dolor, cayendo hasta abajo, eso dolió, definitivamente. Al menos me ahorró el seguir bajando de manera lenta. No hay tiempo para descansar, ya estoy cerca y el fuego no tardará en volar todo el maldito lugar en pedazos conmigo adentro. Me arrastro hasta una esquina, y palpo el suelo, buscando a ciegas, producto del humo, mi única salida. Me cuesta trabajo pero la encuentro, tomo la manilla y levanto la nueva trampilla de acero. Veo hacia abajo y puedo ver a unos dos metros y medio el agua del alcantarillado. Sé que debo lanzarme, es la única opción, y debo hacerlo ahora, antes de que explote. Trato de hacerlo con el menos daño posible, agarrándome del borde, pero estoy demasiado lastimada e irremediablemente caigo pesadamente al agua. Maldigo un par de segundos al constatar que el alto del agua no es mayor a cincuenta centímetros, haciendo mi caída para nada agradable. Escucho un ruido fuerte, que me hace instintivamente lanzarme a un lado y taparme. La casa ha explotado, y una gran ola de fuego sale por el agujero de arriba, donde estaba mi sótano. Ahora agradezco estar en un lugar húmedo y con agua. Saco mis manos que cubrían mi rostro para protegerme del fuego que amenazaba por entrar entre las rendijas de la entrada a la alcantarilla, pero el fuego se desvanecía ante al contacto húmedo que ofrecía el lugar, aún así caen escombros incinerados desde arriba. Desde el suelo suspiro aliviada de haber alcanzado a lanzarme antes de ser yo la que cayera incinerada a este lugar. Dejo de mirar por encima de mí y trato de levantarme, esto aún no ha terminado. 

Me levanto y apoyo inmediatamente mi espalda contra la pared. Demonios, cada parte de mi cuerpo me duele demasiado, pero si no me muevo pronto, moriré aquí abajo de alguna posible infección en mis heridas por la humedad y desechos del lugar. Dejo de apoyarme y comienzo a caminar con lentitud, a paso lento, mirando a todas partes, buscando las marcas de pintura que me guiarán en el camino a la salida. Allí están, me acerco a la pared y veo la marca que dejé hace unos años acá en caso de emergencia, esta es una. Agradezco haberlas hecho, aunque con sinceridad nunca creí llegaría a usarlas. Las marcas en la pared me guiaran en un largo camino a a las afueras del local de Taeyeon, ella es la única que me puede ayudar en estos casos. Avanzo arrastrando mis pies, apoyando mi mano en la pared, el camino es eterno, pero al menos tengo la seguridad que llegaré sin ningún obstáculo hasta allá. 

Ciudad del vicio.Where stories live. Discover now