26. Desvanecimiento y otros exámenes

587 50 55
                                    

"Después no queda nada, excepto el recuerdo de un placer o la voluptosidad de un remordimiento."

-Oscar Wilde

Cuando abrió los ojos contempló unos demasiado azules

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Cuando abrió los ojos contempló unos demasiado azules. Todo olía a quemado pero la forma en la que ese chico rubio la sujetaba no le dejaba mirar hacía atrás. Varias lágrimas provenientes del océano que inundaba la mirada de aquel niño caía sobre su rostro magullado. Intentó sonreír mientras ella no dejaba de toser.

Lo siento —susurró el —. He llegado tarde.

Todo quedó en completo silencio y oscuridad después de aquellas palabras y cuando volvió la luz tenue lo vió. Un lobo de ojos azabaches que gruñía mientras la sangre le resbalaba por los afilados colmillos, sin apartar la vista de ella, su próxima víctima. Un cuerpo inerte llacía a su lado, rodeado de carmesí. Empezó a correr entre los árboles, gritando y sollozando, presa del pánico. Un retrovisor y un suspiro de alivio. Ojos impregnados en odio a través del espejo. Salvación.

Me despierto en medio de una taquicardia, poniendo la mano en el pecho. La culpa de lo ocurrido con Zack me está carcomiendo por dentro, viajando hasta lo más profundo de mi subconsciente, que sólo se ríe de mí, mezclando sucesos traumáticos con ficción. Matthew me ha salvado de mi monstruo, pero ha muerto en el intento. Si solo le hubiera llevado a él al baño y me hubiera hecho suya... Pensar en el rubio ya no me alivia, al contrario, siento un dolor indescriptible.

Desde aquella noche no me ha vuelto a mirar igual, aparta la vista, finge no verme. Humo de cigarrillos (y lo que no es tabaco), inundaban sus pulmones cada vez que lo veo a la salida del instituto. Intento acercarme a él, pero solo mira por encima de mí y sin mediar palabra alguna, tira el cigarro al suelo, mete las manos en sus bolsillos y prosigue su camino como si nunca nos hubiéramos conocido. Ojeras mas profundas, ojos más cristalinos y rojos de lo normal y la mirada ausente. No entiendo absolutamente nada. Él hace lo mismo, cada fin de semana con una chica diferente, ¿por qué se molestaba así conmigo?

Me odiaba y simplemente me dijo:

Olvídate de mí, puedes hacerlo.

Sus palabras me sobrecogieron de mala manera. Dos semanas sin hablar y aún no puedo quitarme sus ojos azules de la cabeza. Me siento una zorra sin escrúpulos. Pero siempre que me acerco a Matt el se aleja, lo ha estado haciendo todo este tiempo, y lo sigue haciendo ahora. ¿Qué ha cambiado? ¿No puedo hacerlo con ningún chico y que no sea nada importante? Odio a Matthew por ser tan hipócrita y por hacerme sentir de esta manera. ¿Qué he hecho tan mal para merecerme esto?

Por otro lado, Leia está siendo demasiado comprensiva con Él. Como si fuera totalmente normal su actitud, aunque no la comparta. Yo soy libre, él también, y no hay ningún problema en eso. Entonces ¿por qué no me hacen sentir mejor sus palabras?

Mis pensamientos van a acabar conmigo. Apenas puedo recordar la cara de Andrew, que ahora mi cabeza me hace recordarlo como un lobo grande y negro que desprende peligro por todos los poros. Luego está Matt, metiéndose sin invitación en mis peores pesadillas y muriendo una vez tras otra. Es mejor así, no podemos  llegar a nada. No con el pasado que cargo en la espalda, él no está preparado emocionalmente para todo lo que guardo dentro. Esta vez yo tendría que salvarlo... de mí.

En medio de pensamientos intrusivos me doy una ducha de agua fría. Tengo tiempo de sobra para poder estudiar el examen de lengua que tengo a primera hora. Me preparo el café mientras tamborileo con el bolígrafo sobre los apuntes, dejando que el suave aroma de la cafetera invada mi nariz. El olor a café recién hecho me tranquiliza desde siempre, callando mi ruidosa mente.

Me paso toda la madrugada del mismo modo, leyendo y estudiando apuntes con alguna que otra mancha marrón del líquido que ha caído de la taza. Cuando llega la hora salgo a la calle, dejando que la brisa mañanera cale mis huesos mientras tarareo la canción que suena a todo volumen en mis auriculares. Pero no puedo sacarme el azul intenso de ninguna de las maneras.

Hemmings, si no me vuelves a cantar, ¿Podré olvidarme de tú voz?
 

El examen me va bien, o eso creo, ya que respondo a todas las preguntas

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El examen me va bien, o eso creo, ya que respondo a todas las preguntas. Matt entrega el folio en blanco, haciendo que la profesora se enfade.

—Caballero —musita devolviéndole el examen —. Escriba al menos su nombre y apellidos.

Me pone hecha una furia que actúe así. Que todo le de igual cuando su miedo es suspender.

Si suspendo será tu culpa. —Me había dicho con anterioridad.

Niego con la cabeza, no debo ni puedo achacarme también la culpa de sus suspensos. Él no quiere hacer nada, por algo se ha quitado también del equipo de fútbol. Ya no le veo en los entrenamientos y eso, de alguna manera, me quema. Ya no frecuenta la cafetería ni se sienta con sus amigos. Viene un par de horas y se va. Así todos los días posteriores a la fiesta.

Almuerzo con Leia mientras me cuenta ilusionada su plan de la tarde. Resulta que ella e Ian han hecho buenas migas y hoy van a tener una especie de cita. Se la ve ilusionada y yo me alegro por ella, se lo merece.

Ian es un chico bastante agradable. Un poco moreno de piel, tiene el cabello oscuro y corto, con una mecha rubia al lado de su flequillo siempre parado hacía arriba y unos ojos marrones como el café rasgados que desprenden bondad junto a unas cejas gruesas y bien perfiladas. Tiene unos mofletes un tanto regordetes y una nariz bonita aunque un poco grande en una cara con alguna que otra peca. Está bastante fuerte, y varios tatuajes adornan su brazo, entre ellos uno de un indio, otro de una golondrina y el último en el revés de su muñeca, donde en grande se lee "ALIVE". Siempre ríe y siempre está de buen humor. Viste de negro, camisetas anchas de bandas y pantalones vaqueros apretados junto a unas Vans impolutas aunque bastante desgastadas.

Ian ha empezado a ir al voluntariado con Leia, lo que la hace feliz. Por fin ha encontrado al chico ideal, en palabras textuales de mi amiga. No puedo quejarme, hace tiempo que no veo ese brillo en sus ojos.

Matty, si no me vuelves a mirar ¿podré seguir nadando en el océano de tú mirada?



Apuesta ¿conseguida? (1) #PGP2024Where stories live. Discover now