48. Estrella fugaz

416 27 34
                                    

"Ella tenía los ojos azules más tristes que había visto jamás, pero cuando sonreía, de repente, todo en ella brillaba."

-Paulo Coelho

—¿Te vas a poner un vestido rojo?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿Te vas a poner un vestido rojo?

—¿Y para qué quieres saber? —Levanto la ceja enrollada en la toalla mientras camino a grandes zancadas hacia la habitación.

—Para ponerme el mismo color que tú. —Me giro para encontrarle haciéndome morros.

Agarro sus mejillas entre mis manos y dejo un beso en sus labios.

—¿Quieres ir de rojo? —Me asiente con la cabeza—. Pues iré con ese color.

Matt se despide de mí con un beso en la frente, indicándome que esté en su casa a las ocho para conocer a su padre y cenar, por lo que me dispongo a arreglar cuando se marcha a regañadientes, sin poder dejar de darme pequeños picos en la boca. Miro el reloj, son las seis por lo que aún me quedan dos horas por delante. 

Me pongo mi vestido rojo con escote en V, aquel de tela sedosa y fluida que cae sobre mis caderas sin ser demasiado ajustado. Unos tacones negros con pedrería y un bolso a juego. Me pongo unos pendientes de perlas pequeños y me maquillo sutilmente con unas sombras nudes y unos labios rojos carmesí. Cuando vuelvo a mirar la hora se me revuelve el estómago, ya debería estar de camino a la casa de mi novio y no quiero llegar tarde. 

"Mi novio".

Gruño mientras me pongo el abrigo, sabiendo que el vago de Matt podría haber venido a buscarme y no tendría que caminar con tacones la distancia que separaba nuestras casas. Me enredo la bufanda al cuello y salgo, respirando profundamente y cerrando detrás de mí.

Cuando llego a la casa de Matt lo hago con una mezcla de emociones: nerviosa por conocer a su padre, pero agradecida al encontrarme con Annie, a quien ya conozco. Su madre me recibe con esa calidez que siempre desprende y me conduce a la mesa, donde Matthew y su padre están charlando animadamente.

A pesar de no conocer a Robert, su sonrisa alegre y su actitud acogedora me hacen sentir bienvenida, quitando el revoltijo de emociones que llevo cargando durante todo el día.

Robert es  joven, al igual que su mujer. Tiene una barba bien recortada y espesa, el cabello castaño y unos ojos amables de color miel que te obligan a confiar desde el primer momento. Annie comienza a contar anécdotas divertidas sobre Matt de cuando era niño después de servir unos canapés y llenar las copas de vino, haciendo que Matthew se ría avergonzado mientras yo me limpio alguna que otra lágrima.

Me uno a la conversación, compartiendo algunas historias propias, y poco a poco me voy sintiendo más cómoda mientras ella sigue rellenando las copas. Es reconfortante descubrir puntos en común con Robert, especialmente nuestra pasión compartida por la lectura. Hablamos animadamente sobre nuestros escritores favoritos, y me sorprendo al sentirme tan conectada con él mientras Matt aprieta mi muslo por debajo de la mesa.

Apuesta ¿conseguida? (1) #PGP2024Where stories live. Discover now