ESCÁNDALO ━ enzo fernandez

01

Enzo hacía malabares entre platos y vasos que su mamá le había tendido mientras ella le contaba los últimos chusmeríos del barrio. Trataba de poner la mesa y de prestar atención a las apresuradas palabras de Marta, a quién era imposible seguirle el hilo sin perderse. No había nada más lindo que pasar los domingos en familia y, especialmente, esos minutos que pasaban cuchicheando en la cocina ellos dos. No era ningún secreto que Enzo era el favorito de su madre y que sería capaz de echar a todos con tal de darle toda su atención a su hijo menor.

—Así que Nicole. — repitió el morocho, pasando un trapo a los cubiertos mojados que su mamá le había pedido que seque— ¿No te parece raro que lleven un año entero y él no la haya llevado con nosotros a ningún lado?

—Viste como es tu hermano, hijo... — murmuró su mamá, agregando el huevo a la ensalada rusa — Cuida mucho lo que es suyo, y no me parece mal sabiendo lo gato que es su hermano.

—Fua vieja, tirame un centro por lo menos. — jodió, recibiendo un golpe en su brazo seguido de unas carcajadas— Le dije banda de veces que la lleve a la cancha y no quiso, le dije para ir al depto y no quiso, una juntada con los pibes y no quiso... Culo roto como todo bostero.

—¡Enzo! — lo retó y le dedicó una mala mirada que al morocho únicamente le causó risa — Agradecé que lo vas a ver hoy. Está muy ocupado con el laburo y lo demás.

—Se, re ocupado seguro —chistó—. Ese es un pollera vieja, no sé por qué lo defendés. — esbozó mientras llevaba los cubiertos ya secos hacia la mesa. — Los pibes me dijeron que no va más para ningún lado con tal de quedarse con la novia.

—Es normal, hijo. — respondió su mamá desde la cocina, terminando la ensalada rusa para posteriormente agarrar las demás bandejas y llevarlas a la mesa— Cuando te enamores vas a ver que no querés hacer nada más que estar con esa persona. Debería alegrarte que tu hermano por fin consiguió a su persona.

¿Alegrarse? Enzo hizo una mueca de asco y su mamá se rió, negando con la cabeza.

—Es una paja eso, ma. — respondió. Su mamá se moría de ganas de que Enzo encontrara el amor y dejara su inmadurez de lado, pero el morocho parecía haberse quedado en los quince años donde las mujeres no eran más que una diversión de un rato— Aparte imagínate si me voy a olvidar de todos por una mina, na, nunca esa carta. — se acercó a ella, plantando un beso en su frente— Vos sos la única en mi corazón.

—Qué mamero que sos... — lo reprendió, soltando una sonrisita para abrazar a su hijo.

—Vieja- Ah bueeeeno, ahí lo tenés al maricón, después anda haciéndose el gato. — dice la voz de su hermano tras pasar la puerta de la cocina, haciendo que ambos se separen de su abrazo.

—No le digas así, Gonzalo. — lo retó su mamá — ¿Qué pasó?

—Vino Rodri, no encuentro las llaves.

—Las dejé en la mesa, ciego. — contestó Enzo riendo, dándole un golpe en la nuca para buscar las llaves mientras su mamá volvía a la cocina. Su hermano caminó detrás suyo y Enzo no perdió el tiempo para volver a preguntar por la novia de su otro hermano— ¿Qué onda la Nicole esa?

—¿La wacha del Rodri? —preguntó Gonzalo mientras veía como su hermano buscaba las llaves entre los platos de la mesa— Está zarpada mal, no sabes lo que es. Debe tener tu edad, igual, es más chica que Rodri.

—¿Sí? Mirá. — Enzo encontró las llaves así que las agarró y se giró hacia su hermano — ¿Hace cuánto la conocen ustedes?

—Hace unos pares de meses vino la primera vez, pero Rodri ya nos había contado de ella desde que empezaron a salir...