Historias diferentes: capitulo 10

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LA CENA DE LA SUMISA PUTITA
Estaba allí, sentada en aquella silla, en la mesa de aquél restaurante, con mi vestido de terciopelo, de color rojo, corto y ajustado a mí cuerpo. Frente a mí sentado, se encontraba un hombre que con tan solo con un roce de sus manos, empapaba mis braguitas.
El era mi mentor, yo su putita, su perrita ó su zorrita, sumisa así me decía él, cosa que a mí me gustaba mucho, estaba nerviosa, y muy excitada.

Sobré la mesa al lado de mis cubiertos, se encontraba una pequeña caja, con una nota encima. El se dió cuenta de que yo la estaba mirando, garaspeo su garganta pará que yo lo mirase, cuando mi mirada se clavó ante él, me dice...

-Tranquila perrita, tranquila, lo que hay en esa caja todavía no puedes tocarlo, primero vamos a pedir algo para cenar, después te daré permiso para que puedas leer lo que hay en la nota., ¿estamos?

Después de decir esas palabras, yo asentí con mí cabeza, en ese momento él llamó al camarero, para pedir la cena. El camarero vino, rápidamente y tomó la nota del pedido que le decía él.

Seguidamente le ordenó que retirará mis cubiertos, puesto que no iba a permitirme usarlos. Cuando el camarero los retiró y se fue, mí mentor me hizo una señal con su mirada para ordenarme leer la nota, que estaba encima de aquella cajita cuyo interior yo deseaba saber que había.

Yo con mis manitas temblorosas por lo nerviosa que estaba, cogí la nota y comencé a leerla atentamente, puesto que yo bien sabía que tendría que seguirla al pie de la letra, las instrucciones que en ella había. Así que empecé despacio y lentamente.

En ella decía...

-Hola, zorrita mía, ha llegado la hora de demostrarme lo putita que puedes llegar a ser para mí. Quiero que cojas la cajita y te dirijas al baño, allí la abres y...
ya sabes lo que hay que hacer con lo que hay dentro. Quiero que te quites tus bragitas y las pongas en la caja y vuelvas a tu sitio devolviéndome la cajita, con ellas adentro.

Seguidamente me dirigí al baño, la abrí, como en las indicaciones me decía, en ella había un tapón pará mí culito, el cuál llevaba un botón para ponerlo en marcha, lo apreté pará encenderlo, me quité mis braguitas, las metí en el interior y di al botón de encendido, introduje el tapón en mí culo y volví a la mesa sentándome en mí silla, tal y como la nota me ordenaba. Al sentarme ya estaba mí plato con la comida en él.
A su lado había otra cajita, pero esta era un poco más alargada, y con ella otra notita encima, ya sabía que no podría cojerla hasta que el me lo dijera, así que quite mi mirada de ella.

A estás él me dice...

- ¿No se te olvida algo perrita?

Yo con mí cabeza hice un gesto como disculpa y le entregué la caja, el la abrió y miro su interior, con una sonrisa maliciosa en sus labios, me dice seguidamente...

-Veo que estás siendo una buena putita, así me gusta. Bien ahora quiero que vayas lamiendo lo que tienes en el plato, demostrándome lo perrita que puedes llegar a ser para mí, ves lamiendo poco a poco imaginándote que lo que llames es mí polla, y ya sabés cómo me gusta ¿no?.

Yo agaché mí cabezita hacia aquel plato que tenía frente a mí, saqué mí lengüita y comencé a lamer la comida, tal y como él me había ordenado.

Me observaba, mientras el iba comiendo.

A estás saca de su bolsillo un pequeño mando a distancia, dejándolo sobre la mesa, yo continuaba lamiendo ajena a eso.

-Ummm... Oh, zorrita lo llames estupendamente y por ello te voy a dar una pequeña parte de tu premio, sigue así putita mía, sigue así.

Él le da al botón de encendido al mando que dejó anteriormente sobre la mesa, dando así inicio a la vibración en mí culito.

Historias diferentesWhere stories live. Discover now