Por eso uso la calculadora (Ryuvin)

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— Muchas gracias por el desayuno sue- ¡Señora Kim! — se corrigió rápidamente mientras hacía una pequeña reverencia.

Aunque le hubiese gustado decirle suegra a la madre de Gyuvin.

Todo a su tiempo, primero lo primero.
Pedirle a Gyuvin que sea mi novio.

— No fue nada — dijo la mujer con una calida sonrisa — lo hice con mucho gusto. Espero que se repita en otra ocasión, ¿Verdad chicos?.

— ¡Si! — respondieron los menores sonriendo mientras ordenaban la sala.

— Nos vemos, y disculpe otra vez por el desorden de ayer — dijo un tanto avergonzado.

— No se preocupe por eso, ya pasó.

— ¡Espera! — grito Gyuvin al ver a Ricky apunto de salir, llamando la atención de todos.

— ¿Qué sucede hijo? — pregunto su madre confundida.

— E-es que.. quiero acompañar a Ricky Hyung — dijo con una sonrisa inocente.

Su madre iba a decir algo, de no ser por qué Ricky hablo primero.

— Por mi no hay problema — hablo el joven profesor con una sonrisa.

— Está bien — dijo la mujer — puedes acompañar a tu profesor Gyuvin.

El pelinegro dió un pequeño brinco de alegría, y tomando del brazo a su profesor salió de su hogar.

— ¿No creen que Gyuvin actúa demasiado extraño? — cuestiono la señora Kim a su otro hijo y al novio de este.

— Es el amor — respondieron ambos con un tono de diversión en sus voces.

— ¿Amor? — pregunto extrañada — ¡Oh por dios, mi bebé está enamorado!.

Eso no era un problema, el problema era de quién se había enamorado Gyuvin.

Caminaban tomados de la mano, uno al lado del otro con una sonrisa enorme adornando sus rostros.

— Hyung — canturreo el menor, apoyando su cabeza en el hombro del mayor.

— ¿Que sucede Gyuvinnie? — pregunto curioso, dando leves caricias a la mano del chico que hacía latir su corazón.

— Lo quiero mucho — dijo avergonzado, haciendo reír al mayor.

Ricky detuvo su andar y tomo el rostro sonrojado de Gyuvin entre sus manos.

— Y yo te amo, Gyuvin — dijo antes de unir sus labios con los del menor.

Siento que moriré... pero de amor.