Capítulo 2

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Destinos y selecciones.

Aparentemente, ahora el elegido era él... No Potter. Él tenía la cicatriz... No Potter. Sus padres habían muerto contra Voldemort... No los de Potter. Él era el-niño-que-vivió... No Potter.

Era obvio que no había intercambiado de cuerpo con él, pues seguía siendo aquel niño albino de siempre.

Tampoco había cambiado de vida, porque recordaba bien que Potter había crecido con sus tíos y su primo, todos unos muggles despreciables.

Suponía que había cambiado de destino con él... Aunque realmente no había muchas explicaciones.

Se levantó de su asiento y buscó entre las cosas que llevaba con él, específicamente una pequela maleta con su túnica y cosas extra. Había empacado un cuaderno, que probablemente hubiese servido para alguna asignatura, pero eso era lo menos importante ahora mismo.

En su cuaderno escribió la palabra "Destino", solo para no olvidarla en caso de que esa fuera la respuesta.

Volvió a sentarse, dejando el cuaderno a su lado y regresando a sus pensamientos, en especial a uno que lo aterraba...

Si su destino era salvar al mundo mágico, tal y como fue el de Potter, ¡¿Debía estar en Gryffindor?! Hace años que había dejado de aborrecer a las otras casas, o almenos eso creía, igual eso no significaba que le agradaría estar en otra más que Slytherin.

No. Él siempre había sido un Slytherin, eso era seguro... ¿Verdad? Sería capaz de rogar ser trasladado a Durmstrang si quedaba en una casa fuera de las serpientes.

Sus pensamientos se interrumpieron por la puerta del compartimento abriéndose, por lo que volteó de inmediato a verla.

-¿Puedo? Todos los lugares están ocupados.

Podía reconocer esa voz, ese pelo, esa piel y esos ojos esmeralda... Era Harry Potter, el dueño original de su destino.

Asintió por meros nervios de decir algo, por lo que el otro niño entró y se sentó mientras dejaba una envoltura de rana de chocolate a su lado.

-Yo me llamo Harry. Harry Potter.

-Soy Malfoy... Draco Malfoy

Los ojos y boca del otro chico se abrieron con total sorpresa.

-¿Entonces es cierto?... Dime, ¿Enserio tienes la?... La...

El ojiverde señaló su propia frente, a lo que Draco entendió perfectamente que se refería a su cicatriz, porque había visto mil y una veces cómo hacían eso con su antiguo enemigo.

-Ah... Sí.

Llevó su mano a su frente y levantó su pelo, dejando ver la cicatriz, ahora sonriendo.

-Excelente...

En ese momento, se acercó la señora con el carrito de dulces... No recordaba cuándo fue la ultima vez que compró algo, solo por miedo a lo que sus amigos dijeran.

-¿Quieren algo del carrito?

-¡Un pie de calabaza, por favor!

Harry fue el primero en pedir algo, dejándole sin querer a Draco las ganas inmensas de pedir absolutamente todo. De igual manera, su tío lo había armado con suficientes galeones como para levantar de la quiebra a toda la familia Weasley.

-¿No comprarás nada, Draco?

Potter volvió a sentarse y la señora volteó a verlo, esperando su respuesta. Recordaba que en su primer año, un niño había comprado todo el carrito... Nunca supo quién, pero vamos... Ahora era El Elegido, nadie iba a enojarse si se enteraban que esta vez fue él.

- The Chosen OneTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang