Cap 5: Seguir con mi vida

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A lo lejos, en medio de la abarrotada y agetreada ciudad una melodía muy familiar y hermosa llega a oídos del caballero de andrómeda quién trata de recordar donde escucho aquella música, tiene sus sospechas pero para confirmarlas se dirige a buscar al anfitrión de la melodía dejando atrás el centro de la ciudad.

Mientras camina se da cuenta que el ruido de claxons, gritos de personas y el tráfico va disminuyendo considerablemente, en consecuencia la música de una flauta se escucha aún más fuerte.

Shun se detiene frente a un pequeño albergue de niños y sin pensarlo dos veces entra a dar un vistazo. En la habitación encuentra a varios niños y niñas reunidos en una media luna y sentados en el suelo escuchando atentos la melodía que emite la flauta de Sorrento, aquel hombre que antes solía ser un general marino de Poseidón.

Shun se queda apoyado junto al umbral de la puerta para no interrumpir al antiguo general marino. Él, al darse cuenta de la persona que ha llegado queda sorprendido pero también con ganas de entablar una conversación con el santo de andrómeda.

—Nunca pensé encontrarte aqui Shun, creí que no volveríamos a vernos —comenta Sorrento mientras se apoya en el barandal de la terraza donde ambos se encuentran. Habían subido luego de que Sorrento terminara de tocar la última canción.

Shun observa de perfil a su antiguo compañero mientras un recuerdo viene a su mente.

A pesar de sus heridas y el entumecimiento de su cuerpo Shun logra ponerse de pie nuevamente decido a enfrentar al general marino.

—¿No piensas rendirte, eh? —cuestiona Sorrento al ver a andrómeda sujetar sus cadenas para atacar—. Entiendo, ya que insistes tanto en morir ahora escucharás la tonada de muerte..., ¡la sinfonía de muerte final!

El general de Poseidón empieza a tocar desde su flauta y aquella música comienza a torturar a Shun de una manera insoportable. El santo de bronce se cubre los oídos tratando de apaciguar el dolor aunque Sorrento afirma que es inútil porqué la melodía llegará directo al cerebro.

Shun cree estar pérdido, pero súbitamente el dolor empieza a desaparecer, quedando solo una secuela de este. Alguien interrumpe la música de Sorrento y cuando este trata de averiguar quién fué se da cuenta que proviene del sustento principal.

—¡Es Athena! —exclama al sentir su cosmoenergía a su alrededor—. ¡Athena está cantando!

—Yo tampoco —afirma andrómeda acercándose al barandal—. Encontrarte aqui fué una sorpresa, me alegra saber que tu música es la razón por la que muchos niños sonríen ahora.

—Es lo menos que puedo hacer —El general marino observa como los niños juegan en el patio del edificio mientras suelta un suspiro de cansancio—. Todos ellos perdieron a sus familias por causa de las inundaciones y siento que yo contribuí de alguna forma en aquel desastre.

—No debes culparte, todos cometemos errores aunque son pocos los que logran reconocerlos y hacer algo para remediarlos. Tú eres uno de ellos, Sorrento. Aunque no lo creas es una labor muy noble la que haces.

—Aprecio tus palabras, de verdad —expresa Sorrento más animado—. Por cierto, debo felicitarte a ti y a tus amigos por salvar a la Tierra de Hades. Hicieron un buen trabajo, se los agradezco en nombre de todos.

—A propósito, ¿es verdad que Poseidón nos ayudó al estar en los campos eliseos? Thanatos dijo que fué él quien permitió que las armaduras doradas vinieran en nuestra ayuda.

El general de Poseidón medita la pregunta del santo de bronce y la respuesta no tarda en salir a la luz. Se da media vuelta quedando de espaldas al barandal mientras se cruza de brazos.

—Es verdad, en ese momento el joven Julián y yo nos dirigíamos a visitar a un orfanato cuando el dios Poseidón se manifestó por unos instantes. Solo alcanzó a decirme que logró enviar cinco armaduras a los campos eliseos y que era Hades el culpable del Gran Eclipse.

Shun asiente y toma su pandora box en los hombros dispuesto a marcharse.

—Fue un gusto volver a verte, Sorrento aunque ya debo irme. Debo seguir buscando a mi hermano.

—¿Fénix? ¿Sigues dependiendo de él? —pregunta Sorrento burlándose del santo de bronce. Por su parte Shun no parece molestarse por el comentario ya que en parte es cierto.

—Es mi única familia —admite nostálgico—. Ahora que todos mis amigos se separarón no tengo nada mejor que hacer.

—Si me permites un consejo, tienes una gran vida por delante Shun —confiesa Sorrento, pensativo—. Nosostros un día fuimos enemigos por tener ideales diferentes. Hoy estamos frente a frente conversando como personas normales. Piensa en eso, la vida da muchas vueltas.

—Quiero creer en eso —admite andrómeda esperanzado y entusiasta. Una pequeña sonrisa aparece en su rostro—. Una vez le dije a Seiya que un 'hasta siempre' puede significar un 'hasta luego' No sé si vuelva a ver a mis amigos o si el destino vuelva a reunirnos pero mientras tanto, debería seguir con mi vida.

—Asi se habla, te deseo mucha suerte en tu viaje —Se despide Sorrento y acompaña a Shun hasta la salida. Ya en la puerta ambos se encuentran con el joven Julián quien de forma amable y generosa reparte chocolate caliente a los niños sentados frente a una pequeña fogata.

Julián Solo se da cuenta de la presencia de su amigo y se acerca hacia él con una tasa de chocolate en las manos.

—Ahi estas, Sorrento, los niños quieren escuchar tu música antes de dormir. Les dije que no tardarías en venir —comunica el joven y recién voltea a ver a Shun—. ¿Chocolate caliente?

El santo de bronce acepta la tasa susurrando un gracias y toma un sorbo del líquido el cuál lo reconforta y lo hace entrar en calor. Poco después, el santo de andrómeda se encuentra nuevamente emprendiendo un viaje sin destino, pero con un propósito.

A lo lejos, aún puede escuchar la melodía de Sorrento propagarse por el aire y mientras se aleja más y más recuerda que en una ocasión esa música casi lo conduce a una muerte segura, sin embargo en ese entonces él ya sabía que Sorrento no era una mala persona, solo que hoy lo comprobó de primera mano.

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Espero disfruten su lectura.

Muchos saludos!!!

Saint Seiya Do CvidanjaWhere stories live. Discover now