Teorema de Pitágoras

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La misma rutina habitual.

Iba hacia el instituto en el autobús, con "Guisao" de Rod Contreras, la canción era buena, pero jamás lo admitiría en voz alta.

Estaba perdida en mis pensamientos, más bien, cuestionándome acerca de mi extraño y vergonzoso sueño del Viernes y porque no había podido dejar de pensar en el joven profesor, cuando noté que todos habían bajado del camión.

Salí apurada, maldiciéndome mentalmente por ser tan distraída, saludando al padre de mi compañera de clase al salir.

Camine tranquilamente hacia la entrada del instituto, milagrosamente no iba tarde.
Mientras me dirigía a los pasillos revisé mi celular, necesitaba saber que clase tocaba, era mitad del año y todavía no me sabía mi horario, que pendeja.

Caminaba directo a mi aula cuando escuché una conocida voz.

-¡Eliana!- Gritó Valentina.

Voltee y la miré parada al lado de la puerta junto a Romina y Paulina. Me dirigí hacia ellas rápidamente.

-¿Qué rollito primavera?- Dijo Romina.

-Hola, no las había visto- Exclamé con una sonrisa.

-Chequé el calendario y nos toca clase juntas- Nos avisó Paulina.

-En chinga, vamos-. Dijo Romina, caminando hacia el aula.

****

Era hora del receso y Romina y yo nos encontramos con Paulina y Valentina en la cafetería.

Nos encontrábamos en la fila, luchando por conseguir algo de comida, todos eran demasiado salvajes, empujándose unos a otros para conseguir una pinche pizza toda pichurrienta.

-A ver, díganme que quieren y yo me meto, estoy hasta la madre- Dijo Valentina.

Le pedimos nuestro respectivo desayuno y se escabullo en la fila como el pinche topo que era, consiguiendo lo que le pedimos.

Elegimos una mesa y nos sentamos a comer, exhaustas de las clases.

-¿Qué clase toca?- Pregunté de la nada.

-Matemáticas- Paulina fue quien respondió.

-A nosotras también nos toca mate- Confirmó Romina, Valentina asintiendo a la par.

-Ay no, que maldita hueva no mamen- Exclamé con frustración.

Todas asintieron, de acuerdo con mis reclamos, a la vez que escuchamos la chicharra sonar, anunciando el fin del receso.

Caminamos hasta el aula con cara de culo, con toda la calma, como si no estuviéramos tarde.

Llegamos tranquilamente, notando que la puerta estaba abierta y asomándonos para verificar que el profesor aún no hubiera llegado.

Grande fue nuestra sorpresa ante la escena que se presenciaba en el salón de clases.

No era el profesor quien estaba frente a la pizarra, era un compañero de clase quien estaba de pie al frente de todos.

Nos miramos confundidas, todavía en el marco de la puerta, sin entender la situación.

-Wey qué pedo, contexto.- Dije con desconcierto.

El alumno, Benjamín, se encontraba llorando y sudando, "Teorema de Pitágoras" se leía en la pizarra detrás de él, mientras el profesor yacía sentado en una de las mesas de enfrente.

-Explícanos el tema, adelante.-  Dijo el maestro, notablemente molesto.

Benjamín tartamudeaba y dudaba, pero luego la atención de todo el aula, incluyendo al profesor, fue directo a nosotras.

Ecuaciones en la cama Where stories live. Discover now