Siempre Contigo

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-Universo Alternativo
-Distopía leve
-Ambientado en el siglo XIX
-Los Omegas machos son llamados "madre" por ser quien da a luz

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Veloz como el viento, Lord Anthony J. Crowley, cabalgaba a su fiel corcel Bentley como si la vida le fuera en ello, tal vez por que así era. Le reconfortó solo un poco cuando pasó por sus campos de plantaciones de manzana y recuperó un poco de su alma cuando divisó los tejados de su mansión a lo lejos, pero sabía que solo había una cosa que le devolvería por completo el alma a su cuerpo.

Tiró de las riendas de Bentley a pocos metros de la entrada de su casa y los sirvientes se aglomeraron al verlo llegar, para ayudarlo a bajarse, sin embargo, por las prisas que este tenía, solo pudieron llevarse al Bentley a las caballerizas.

-Mi señor, no esperábamos que volviera tan pronto.- Dijo un hombre mayor de barba blanca.

- Tan pronto como recibí la carta, no pude esperar un segundo más.- Respondió sin detenerse.-¿Por que no me avisaron antes?- 

-Lo lamento señor, no queríamos molestarlo mientras usted estaba ocupado en cosas importantes de negocios...-

-¡Todo lo que concierne a mi pareja es importante! No se cuantas veces se los he dicho.- Espetó con poca paciencia, pero luego respiró y se calmó.

No era realmente culpa de sus sirvientes, si no del horrible pensamiento colectivo tan arraigado. Para todos, esto solo eran "cosas de Omegas", algo que no les concernía a los Alfas, podrían tener un poco de razón en ello, sería algo que él como Alfa nunca pasaría, pero no por ello se desentendería de su pareja. Y aunque confiaba en que sus sirvientes para atender cualquier necesidad de su esposo, estaba claro que al ser un pensamiento colectivo, muchas veces no consideraban importante avisarle de cualquier "problema de Omegas", que se presentara.

Llegó a una gran puerta y tocó antes de entrar. Una mujer Beta de cabello dorado le abrió la puerta.

-Mi señor.- Se inclinó respetuosamente y luego lo dejó pasar.- No lo esperábamos tan pronto, he estado atendiéndolo en su ausencia.-

Postrado en la cama, cubierto de sudor y los parpados temblorosos, estaba un joven Omega de piel blanca, cabello de nube y si los tuviera abiertos, unos ojos gris azulado.

-Parece que es causa por una fiebre post parto, hace unos días estaba mejor pero ahora... Ya llamamos a un médico que le recetó algunos remedios, pero no ha podido levantarse de la cama.- Explicó la preocupada mujer.

Con preocupación, Crowley se acercó a su marido y colocó suavemente el dorso de su mano sobre su convaleciente rostro; estaba ardiendo. Sintió como una espina clavarse en el corazón y reprimió una mueca.

-Llama a Lady Anathema, tiene mucha más experiencia en este tipo de casos. Debieron llamarme en cuanto hubiera empeorado... ¡No! cuando se presentaron los primeros síntomas.- Regaño a la joven que solo agachó la cabeza.

-Mil perdones señor, es que usted tenía una reunión de negocios en la Capital, no queríamos molestarlo...-

-Maggie, ya les dije que cualquier asunto de mi pareja, se me sea notificado, sobre todo si es de gravedad como este. Por cierto ¿Y mi hijo? Si no ha podido levantarse y esta tan débil ¿Quién lo ha estado alimentando?- Preguntó con aún mas preocupación.

La joven indicó que lo siguiera, unas pocas habitaciones contiguas, estaba una que habían adaptado como guardería, dentro estaba una mujer joven, Omega por lo que pudo olfatear, el ambiente olía a leche; la chica estaba sentada amamantando al pequeño niño. Al percatarse que el señor de la casa estaba de vuelta, intentó pararse y cubrirse rápidamente, pero Crowley le hizo una señal para que permaneciera sentada y respetuosamente desvió la mirada.

Good Omens Colección OmegaverseWhere stories live. Discover now