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—Lan Zhan, dímelo —, dice Wei WuXian, con la barbilla apoyada en la palma de la mano

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Lan Zhan, dímelo —, dice Wei WuXian, con la barbilla apoyada en la palma de la mano. Se inclina hacia delante, con el cabello desparramado por encima de su hombro y sobre la mesa, las puntas apenas evitan sumergirse en su taza de té. —¿Cómo supiste que era yo?

La mano de Lan WangJi se mueve sobre la mesa. Wei WuXian se queda completamente quieto a propósito, curioso por ver si a Lan WangJi le ha ofendido tanto su cabello esparcido por todas partes que se lo va a quitar. En lugar de eso, lo único que hace Lan WangJi es apartar la taza de té de Wei WuXian antes de tomar la suya y beber un sorbo. Si siente cosquillas cuando sus dedos se acercan demasiado al cabello de Wei WuXian, no lo demuestra.

Se centra en Wei WuXian con una simple mirada y le dice: —No lo recuerdas.

No es una pregunta, pero Wei WuXian responde. —Ah, no.— Tratando de sondear a Lan WangJi para obtener más información, se apresura a seguir. —¿Qué quieres decir?

Si lo recordaras, entonces no habría necesidad de preguntar.

Wei WuXian se sienta con un resoplido. —¡Vamos! ¡Dímelo! ¡Sabes que tengo mala memoria!— Hace su mejor puchero y espera que, incluso en el cuerpo de Mo Xuanyu, le cause la impresión que se supone que quiere causar.

No—, responde Lan WangJi. —Lo recordarás a su debido tiempo.

Ah,— Wei WuXian respira profundamente, moviendo el dedo debajo de la nariz de Lan WangJi. —Estás poniendo demasiada fe en mí, Lan Zhan. He estado muerto por más de una década. No puedes esperar que mi memoria sea mejor de lo que era antes.

En alguna parte de esa frase, las cejas de Lan WangJi se habían movido, y un estallido de algo había brillado en sus ojos. Volvió a mostrarse tranquilo con bastante rapidez, y su rostro recobró su habitual expresión neutra con practicada facilidad.

(Wei WuXian cree que, en el fondo, sabe qué era ese 'algo'. Si se esforzara lo suficiente, podría ponerle nombre a esa emoción. Pero no lo hará—no se atrevería).

Mn—, asiente Lan WangJi. Una mano equilibrada se lleva la taza de té a la boca y habla alrededor del vapor que se arremolina. —Lo recordarás—, vuelve a decir, demasiado seguro de sí mismo para el gusto de Wei WuXian.

¿Y si no lo hago?

Se bebe el té de un trago y, de algún modo, incluso una acción tan simple como ésa resulta tan elegante cuando es Lan WangJi quien la hace. Vuelve a dejar la taza sobre la mesa, pero sus manos permanecen allí por un rato, envolviendo la cerámica estampada, aferrándose a los últimos restos de calor antes de que se disipe.

Es tarde—, dice Lan WangJi con la mirada perdida en el cielo que se oscurece afuera de la ventana. Se levanta del piso y se desliza hasta la cama del otro extremo de la habitación.

él me ama (no) By soultanaWhere stories live. Discover now