Caminar por las calles de Las Almas, donde todo es lejano y ajeno, donde el mal es pan de cada día y las injusticias prevalecen, estar ahí y ser parte del juego que mueve todo. Ser tú y tu única personalidad. ¿Qué te podría pasar?
-¿Entonces qué pie...
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"Muerte no es una palabra, realmente tiene un significado"
Caí rendida otra vez, sintiendo mis mejillas arder contra la arena, luego la comezón por el sudor y la suciedad. Mis manos posadas a la altura de mis hombros y el peso de mi cuerpo muerto.
"Mph" soltó algo decepcionado el enmascarado.
Sus pisadas, secas y fuertes se acercaron, llevando sus manos a su cintura, agachandose para luego reírse.
– ¿Realmente vas enserio con esto? Digo–tomo una pausa para pensar y luego continuar– no creo que seas tan peligrosa como decían los demás.
(¿Peligrosa?) Busque algún sentido en sus palabras.
–Jaj, ¿qué acabas de decir? –Un pequeño suspiro aspirando a ser una risa salió de mi.
Moví mis manos para darme un impulso y caer arrodillada casi a su altura, seguía en cuclillas mirando, como si acabara de escuchar el peor chiste de un comediante promedio.
Su mirada profunda hacía presencia otra vez. Acercándose más, pudiendo escuchar su respiración y oler algo de "Bourbon" salir de él.
–Fifty more– Susurró otra vez y se alejó de repente, todavía mirando directamente a mis ojos, luego mi cara llena de arena y sudor.
Un pequeño susto salió de mi, todavía sintiendo su aroma más cerca que nunca. No quería hacer más flexiones, intente refutar pero una simple ignoración fue a lo que llegué.
–¿Sabes que? – Decidí decir en una voz muy alta–, ¿qué te parece si te cuento un chiste?
Su cara a pesar de tener el pasamontañas notaba disgusto.
–¿Y qué gano yo con eso? –recitó ante mi comentario.
Alcé los hombros intentando decir "no lo se".
–Tell me your joke.
Sonrei de par en par, talvez un chiste tan idiota pero tan idita le de risa.
–¿Que es tiene dos patas y sangra mucho? –Espere su respuesta incómodamente, solo un gesto de decepción–, correcto, medio perro.
Simon llevó sus manos a su cara, con su pulgar e índice masajeando su nariz a la altura de los ojos, "ups" creo que ese chiste fue muy malo.
–¿Algo más? – preguntó con desaliento.
–No, 50 más, ¿no?
Y otra vez silencio, solo su mirada casi muerta en mí, como si de una presa se tratase, como si yo fuera su presa.
Al poco rato, vi el cielo nublarse, para ser algo casi desierto me sorprendía el hecho de que hubiera lluvia.
"tic tic" se escuchó al caer las primeras gotas de agua, luego miles de ellas sobre nosotros. Me preguntaba cuando podía parar.
