Capítulo VI

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—¿Qué haces tú aquí?—cuestiona Viserys cuando bajo del lomo de Balaur, quien gruñe en amenaza a mi hermano

Viserys retrocede cuando Balaur abre sus fauces, pero toco su piel con mi mano, logrando que cierre su boca.

Palmeo suavemente dos veces, y Balaur se mantiene tranquilo, siendo un buen chico, mientras los Dothraki miran como si no supieran de qué forma deben reaccionar.

—Escuché que la vendiste—lo miro a los ojos, levantando mi barbilla cuando pretende intimidarme con su mirada—. ¿Cuál es tu objetivo, Viserys...?

—Hermana—Daenerys da un paso al frente y sonrío al verla

Tan inocente y dulce, tan hermosa y delicada.

—Hola—acaricio su cabello y ella de inmediato me rodea con sus brazos, haciéndome reír mientras le devuelvo el abrazo—. ¿Estás bien?— pregunto en su oído y asiente

—Creímos que estabas muerta—dice, apartándose de mi—. ¿Qué haces aquí?

—Quería saber como estaban—suspiro, mirando alrededor, y mis ojos se encuentran con los del Khal Dothraki, que parece no confiar en mi—. Y supe de tu matrimonio.

No tengo intenciones de intercambiar más palabras con Khal Drogo. De hecho, por ahora, prefiero mantener mi distancia con todos los Dothraki.

—¿Y qué?—cuestiona Viserys con agresividad—. ¿Vienes a pedirnos ayuda? ¿Que te acojamos? ¿O a decirme a la cara que piensas usurpar mi trono?

Que yo crea que el trono pertenece a nuestra casa no significa que actualmente sea de nosotros.

No es su trono, ahora es el trono del bastardo de Cersei Lannister. Joffrey.

—¿Tu trono?—río—. ¿Y qué haces para recuperar tu trono, Viserys? Porque tu único movimiento fue casar a nuestra hermana menor con el jefe de los Dothraki, hombres que no van a cruzar el mar estrecho por ti o por un trono que no les interesa.

—Lo harán—me asegura Daenerys—. Intentaron matarme, y Khal Drogo me prometió que me entregaría los siete reinos.

Una promesa. ¿Y de qué les sirve una promesa si no hay acciones?

—Que bien—asiento—. Eso es bueno. ¿Y qué más harán? ¿Tienen un plan, acaso?

—¿Por qué te lo diríamos?—Viserys se interpone entre ella y yo—. Debería matarte por traicionar a nuestra casa y al legítimo heredero.

—Inténtalo—desafío, escuchando a Balaur gruñir detrás de mi—. Hazlo ahora, Viserys, porque no tendrás otra oportunidad.

—Basta—Daenerys da un paso al frente—. Somos hermanos. Lo nuestro se nos fue arrebatado y en lugar de pelear juntos por ello, pelean entre ustedes para ver quién se lo queda.

—Khaleesi—ser Jorah llega hasta nosotros—, quizás deberían pasar a una de las tiendas, presentar a su hermana a los hombres.

Ella mira entre los tres, respirando profundo antes de asentir.

—Sígueme—mi hermana guía el camino junto a Viserys, dejándome atrás con ser Jorah

—¿Qué hace aquí, majestad?—pregunta y respiro profundo—. Es muy arriesgado, los Dothraki no son cualquier cosa.

—Los necesito de mi lado, Jorah—murmuro—. Tengo a Dorne de mi lado, necesito a los Dothraki. O tendré que comprar inmaculados.

—Los inmaculados son los mejores guerreros—me recuerda—. Si tiene la oportunidad de tenerlos de su lado, no la desaproveche. Es más fácil conseguirlos a ellos que a los Dothraki.

En eso tiene razón, pero nunca está de más tener un ejército como el de los Dothraki de nuestro lado.

—Gracias por el consejo—me apresuro a alcanzar a mi hermana dentro de la tienda, dónde algunas criadas sonríen y asienten en mi dirección—. ¿A dónde fue Viserys?

—Dijo que no quería estar cerca de ti—se sincera, ofreciéndome una sonrisa de disculpas—. Siéntate conmigo, tenemos mucho de qué hablar.

—Por supuesto.

***

—Vaya, entonces hay una gran pelea por el trono—suspira cuando termino de contarle lo que ha estado pasando

No me adentré en detalles, pero le dije lo suficiente para que esté al tanto de toda la situación y nada la tome por sorpresa.

—Dany, quiero que seas sincera conmigo—tomo su mano entre las mías y la miro a los ojos—. ¿Viserys es malo contigo? ¿Te amenaza o golpea?

Baja la cabeza y todas mis alarmas se encienden.

—Siempre me aseguro de no despertar al dragón—murmura—. Es mi hermano mayor, debo obedecerlo...

—No, no debes—la interrumpo, levantando su barbilla para que me mire a los ojos—. Daenerys, desde el fondo de tu corazón, ¿crees que él sería un buen rey?

Me mira perpleja un par de segundos, la duda brilla en sus ojos dejándome ver que entonces no está segura de que Viserys pueda ser un buen rey.

—No—admite y asiento

—Yo creo que sería igual que nuestro padre—suspiro—. Y eso no es bueno para nadie. Westeros ha tenido suficiente sufrimiento.

—Pero él es el heredero—se encoge de hombros y niego

—Quizás lo sea, pero nosotras seguimos teniendo sangre de dragón—le recuerdo—. Sé un dragón, Daenerys. No dejes que él te atemorice, porque tú eres la Khaleesi, tú eres la del poder entre ustedes dos.

Una criada entra a la tienda, dejándome ver brevemente el cielo nocturno.

«Hora de regresar»

—¿Tienes que irte?—pregunta mi hermana, sonando entristecida

—Si, pero le dejaré a tu esclavo instrucciones de como contactarme—acaricio su mejilla, dándole una pequeña sonrisa—. Quiero que me avises si necesitas algo, ¿bien?

Asiente.

Me levanto, respirando profundo antes de encaminarme a la salida.

—¿Alyssa?—me llama y volteo a verla—. ¿Crees que podemos recuperar el trono?

—Lo creo firmemente, Dany—asiento—. Voy a recuperarlo, y nuestra familia estará en la cima de nuevo; te lo prometo.

Salgo de la tienda, haciéndole una seña a ser Jorah para que me siga mientras me encamino hacia dónde Balaur espera tranquilo, a unos cuantos metros del campamento.

—Puede contactarme cuando lo desee—le ordeno y asiente—. Cuídala de Viserys, Jorah, y avísame si necesito venir por ella para sacarla de este lugar.

—Ella está bien aquí, majestad—me asegura—. Khal drogo la ama, los Dothraki también lo hacen. Ella está segura.

Respiro profundo, asintiendo.

Confío plenamente en las palabras de ser Jorah. Me ha servido durante años hasta que Varys decidió enviarlo con Daenerys.

»Pero le pediré algo, si no es demasiado atrevido de mi parte—ambos paramos a una corta distancia de mi dragón—. Cuídese, no confíe en nadie más que en Lord Varys.

—No lo hago—le doy una pequeña sonrisa—. Cuídate tú también, Jorah, no me gustaría tener que venir por ti.

Baja la cabeza mientras me alejo, silbando para espabilar a mi dragón, que de inmediato se sacude, permitiéndome trepar por las cuerdas hasta que me ubico en la silla de montar.

De inmediato se alza en vuelo, solo permitiéndome ver como los Dothraki se vuelven cada vez más pequeños hasta desaparecer.

«Eso estuvo bien»

The queen of fire and ice [Robb Stark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora