Capítulo XVII: "No Me Dejes"

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— He dejado en el directorio, el número de teléfono de la estación de policía, el de la estación de bomberos y también el de nosotros, en caso de cualquier emergencia.

Explicó la señora Kim, mientras terminaba de guardar sus pertenencias dentro de su bolso, siendo observada por Jennie, quien asentía con la cabeza a cada una de sus indicaciones

— También he dejado todo lo necesario en la cocina, para que puedas prepararte lo que desees sin necesidad de salir a comprarlo algún lado. —siguió explicando—. Y le pedí a la señora Kurtis que se mantenga al tanto de ti y si ve algo raro no dude en avisarle a las autoridades competentes.

— Te lo agradezco mucho abuela, pero debes de calmarte un poco, —pidió Jennie, con una risita—. Solo se irán un día y créeme, sobreviví mucho más tiempo sola en New York, así que esto no es nada para mí.

— Aún así, me preocupa dejarte aquí, ya me acostumbré a cuidarte. —dijo la abuela con un puchero en sus labios—. ¿Estás segura que no quieres ir con nosotros?.

— Abuela, por mucho que deseara tener un viaje con mis dos abuelos a los que quiero mucho, ya tengo planes. —confesó, con una sonrisa emocionada.

— ¿Con Lisa?. —preguntó la anciana mujer.

— Si, pero también con la chica que hace unas semanas mencioné. —explicó, haciendo que los ojos de la señora Kim, se abrieran sorprendidos.

— Vaya, veo que has avanzado mucho, recuerdo que cuando hablaste de ella, dijiste no saber ni su nombre. —señaló Margarita, colocándose el bolso en el hombro—. Pues bueno, espero que te la pases bien, pero quiero dejar en claro que no tienes permitido que esa mujer pase la noche aquí. La casa se respeta, señorita. Si quieres tener intimidad con ella, espera a que volvamos y luego paguen un hot...

— ¡Abuela, solo vamos a tener una cita!. —exclamó Jennie, con el rostro totalmente rojo—. No va a pasar a más. Ella, ni siquiera sabe que me gusta.

— Dices que es una mujer mayor, seguro con mucha experiencia en el ámbito de las relaciones, sabe lo que sucede y no se andará con rodeos. —explicó la señora Kim, observando fijamente a Jennie.

— Puedes quedarte tranquila, así sus intenciones sean tener sexo conmigo, no pasará nada porque no me siento lista para dar ese paso. —Jennie respondió, bajando la mirada apenada. Hablar de sexo siempre le resultaba incómodo, pero le era aún difícil, el tener que conversar de este tema con su abuela.

— Es bueno saberlo, pero espero que se lo hagas saber a ella también; porque si intenta sobrepasarse contigo, la buscaré con la escopeta de tu abuelo y no me va a temblar la mano para disparar.

Jennie, abrió sus ojos sorprendida, mientras dibujaba una sonrisa de lado en su rostro.

— No conocía ese lado tuyo, tan agresivo. —dijo Jennie, empezando a caminar con su abuela en dirección de la puerta principal.

— Si bueno, en algo tenía que ser compatible con Tom.

Jennie, soltó una pequeña carcajada ante la respuesta de su abuela. Con la expresión divertida en su rostro, giró la perilla de la puerta, dándole paso a la mujer mayor, quien salió en dirección de la camioneta estacionada en la parte delantera de la casa. Por detrás de ella, se encontraban dos camiones agrícolas, listos para partir junto con ellos a la convención ganadera en Connecticut, la cual habían estado esperando todo el año.

— Oye, hablando del abuelo. ¿En donde está?. —preguntó Jennie con interés, mientras abría la puerta de la camioneta, ayudando a su abuela a subir.

— Se encuentra en el jardín trasero, terminando de acomodar a Ferguson. —respondió la señora Kim.

— ¡¿Ferguson está aquí?!. —Jennie dijo emocionada.

The First and Last LoveWhere stories live. Discover now