4. La rata

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-He encontrado esto al pie del sauce boxeador -dijo Snape entrando a la habitación, arrojando la capa a un lado y sin dejar de apuntar al pecho de Lupin con la varita-

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-He encontrado esto al pie del sauce boxeador -dijo Snape entrando a la habitación, arrojando la capa a un lado y sin dejar de apuntar al pecho de Lupin con la varita-. Muchas gracias, Potter, me ha sido muy útil.

Snape estaba casi sin aliento, pero su cara rebosaba sensación de triunfo.

-Tal vez se pregunten cómo he sabido que estaban aquí -dijo con los ojos relampagueantes-. Acabo de ir a tu despacho, Lupin. Te olvidaste de tomar la poción esta noche, así que te llevé una copa llena. Fue una suerte. En tu mesa había cierto mapa. Me bastó un vistazo para saber todo lo que necesitaba. Te vi correr por el pasadizo.

-Severus... -comenzó Lupin, pero Snape no lo oyó.

-Le he dicho una y otra vez al director que ayudabas a tu viejo amigo Black a entrar en el castillo, Lupin. Y aquí está la prueba. Ni siquiera se me ocurrió que tuvierais el valor de utilizar este lugar como escondrijo.

-Te equivocas, Severus -dijo Lupin, hablando aprisa-. No lo has oído todo. Puedo explicarlo. Sirius no ha venido a matar a Harry.

-Dos más para Azkaban esta noche -dijo Snape, con los ojos llenos de odio-. Me encantará saber cómo se lo toma Dumbledore. Estaba convencido de que eras inofensivo, ¿sabes, Lupin? Un licántropo domesticado...

-Idiota -dijo Lupin en voz baja-. ¿Vale la pena volver a meter en Azkaban a un hombre inocente por una pelea de colegiales?

¡PUM!

Del final de la varita de Snape surgieron unas cuerdas delgadas, semejantes a serpientes, que se enroscaron alrededor de la boca, las muñecas y los tobillos de Lupin. Éste perdió el equilibrio y cayó al suelo, incapaz de moverse. Con un rugido de rabia, Black se abalanzó sobre Snape, pero Snape apuntó directamente a sus ojos con la varita.

-Dame un motivo -susurró-. Dame un motivo para hacerlo y te juro que lo haré.

Black se detuvo en seco. Era imposible decir qué rostro irradiaba más odio.

Harry y Hermione se quedaron
paralizado, sin saber qué hacer ni a quién creer. Ron parecía tan confundido como ellos, intentando todavía retener a Scabbers.

Dalila sin embargo, dio hacia Snape un
paso vacilante y dijo casi sin aliento:
-Profesor Snape, no... no perdería nada oyendo lo que tienen que decir mi padre, ¿no cree?

-Señorita Lupin, me temo que va a ser expulsada del colegio -dijo Snape-. Tú, Potter, Granger y Weasley los encontré en un lugar prohibido, en compañía de un asesino escapado y de un licántropo.

-Ese licántropo es mi padre y tiene derecho a darnos una explicación-exclamo con firmeza.

-¡CÁLLATE, IMBÉCIL! -gritó de repente Snape, descompuesto-. ¡NO HABLES DE LO QUE NO COMPRENDES! -Del final de su varita, que seguía apuntando a la cara de Black, salieron algunas chispas.

𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐁𝐋𝐀𝐌𝐄 𝐌𝐄 (h. potter)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum