Dalila Lupin hija de un hombre lobo quien se enfrenta a la vida con valentía y decisión.
Harry Potter, el elegido dispuesto a todo con tal de protejer a los suyos.
El tiempo es el único que ayuda a describir todo: Las mentiras más ocultas, las razon...
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Sirius hizo salir a Snape por el agujero y luego se detuvo para ceder el paso a Dalila, Harry y a Hermione.
No quedó nadie dentro. Los terrenos estaban muy oscuros. La única luz venía de las ventanas distantes del castillo. Sin decir una palabra, emprendieron el camino. Atravesaron los terrenos del colegio en silencio, con pesadez. Las luces del castillo se dilataban poco a poco. Snape seguía inconsciente, fantasmalmente transportado por Sirius, la barbilla rebotándole en el pecho. Y entonces…
Una nube se desplazó. De repente, aparecieron en el suelo unas sombras oscuras. La luz de la luna caía sobre el grupo.
Snape tropezó con Lupin, Pettigrew y Ron, que se habían detenido de repente. Sirius y Dalila se quedaron inmóvil. Con un brazo Black les indicó a Harry y a Hermione que no avanzaran.
Dalila volteo hacia la luna para después voltear a ver a Sirius con una cara aterradora.
Harry vio la silueta de Lupin. Se puso rígido y empezó a temblar.
—¡Dios mío! —dijo Hermione con voz entrecortada.
—¡No se ha tomado la poción esta noche! ¡Es peligroso!—recordo Dalila asustada.
—Corran—gritó Sirius—. ¡Corran! ¡Ya!
Oyeron un terrible gruñido. La cabeza de Lupin se alargaba, igual que su cuerpo. Los hombros le sobresalían. El pelo le brotaba en el rostro y las manos, que se retorcían hasta convertirse en garras.
Mientras el licántropo retrocedía, abriendo y cerrando las fauces, Sirius desapareció del lado de Harry. Se había transformado. El perro, grande como un oso, saltó hacia delante. Cuando el licántropo se liberó de las esposas que lo sujetaban, el perro lo atrapó por el cuello y lo arrastró hacia atrás, alejándolo de Ron y de Pettigrew. Estaban enzarzados, mandíbula con mandíbula, rasgándose el uno al otro con las zarpas.
Dalíla se quedó como hipnotizada. Estaba demasiado atenta a la batalla para darse cuenta de nada más. Fue el grito de Hermione lo que la alertó.
Pettigrew había saltado para tomar la varita caída de Lupin. Ron, inestable a causa de la pierna vendada, se desplomó en el suelo. Se oyó un estallido, se vio un relámpago y Ron quedó inmóvil en tierra.
—¡Expelliarmus!
Pettigrew y Dalila habían gritado al mismo tiempo. Todo paso en cámara lenta. La varita de Lupin salió volando de la mano de Pettigrew, inmediatamente después se transformo, por otro lado Dalíla habia salido volando cayendo junto de Ron inconsciente a causas del rebote del hechizo.
Ron sorprendió volteo a ver a su amiga, de su frente salía sangre. Trato de limpiar la herida con su suéter, al parecer no era profunda.
—Dalila, ¡Dalila!—el pelirrojo la movía preocupado esperando una respuesta de ella.
