Capítulo Ocho

7 4 1
                                    

Había visto el auto de Sofía entrar a la propiedad justo antes de que saliera, lo que me impulsó a investigar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había visto el auto de Sofía entrar a la propiedad justo antes de que saliera, lo que me impulsó a investigar. También me inquietó el hecho de que el Audi todavía estuviera estacionado afuera, por lo que necesitaba evaluar la situación. Sin embargo, nunca imaginé que descubriría una verdad tan impactante. Kyle y Sofía no solo se conocían, sino que habían tenido sexo. Ahora entendía por qué mi hermana me hizo esa pregunta sobre si me quedaría con él.

Fue difícil mantener la compostura frente a ellos, pero recordé que lo que ocurrió fue en el pasado, antes de que Kyle y yo nos conociéramos, antes de anoche. A pesar de mi temor de que la historia se repitiera, me aferre a los hechos de estos últimos años. Mi ansiedad se disipó un poco cuando escuché a Kyle tratando de explicar la situación, lo cual alivió mis preocupaciones. Sin embargo, su confesión posterior me dejó atónita y el miedo volvió a acecharme, haciéndome sentir negativa, al menos hasta que su beso cambió el rumbo de todo.

Deseaba convertirme en una mejor persona, cuidar mi salud y dejar atrás esos episodios que tanto me afectaban. La idea de vivir con Kyle no solo representaba el comienzo de una relación amorosa que se cimentaba en una amistad sólida, sino también una oportunidad para trabajar en mí misma.

Mantuve la esperanza, convencida de que solo tenía que seguir moviéndome en las sombras, como lo había hecho hasta ese momento. Debía recoger mis cosas y abandonar la casa de mis padres. Mi plan no era complicado, por lo que no debía haber ningún problema.

Entré en la casa siguiendo mi rutina habitual. Había decidido quitarme los tacones para evitar hacer ruido. Sabía que, a esta hora, mis padres estarían en la biblioteca o en el jardín, disfrutando de su café matutino.

—Giselle Arthur, ¿de dónde vienes? —inquirió mi padre con un tono severo.

Frené en seco antes de girarme. Mis padres, de pie uno al lado del otro, me observaban con ceños fruncidos. Habían salido de la sala donde mi hermana seguía de pie, manteniendo una distancia respetuosa.

—Estaba dando un paseo —contesté.

—¿Desde anoche? —inquirió. No me atrevía a decir más de lo que era evidente—. Ahora te quedas callada.

La rabia hirvió en mi estómago y empujó las palabras sin que pudiera detenerlas.

—Salí con Kyle, ¿qué tiene de malo?

—No te cansas de avergonzarnos —dijo mi madre con enojo mientras me barría de pies a cabeza—. No puedo creer que des esta imagen tan desagradable de nosotros.

Tenía puesto mi vestido azul de tirantes, con mi bolso colgando de un hombro y en mis pies, las calcetas que me regaló Kyle.

—Madre —apenas pude llamarla por lo que era. Mi voz se rompió como todo lo que estaba dentro de mí.

—¿Crees que es correcto que aparezcas en casa a cualquier hora como si éste fuera un hotel? Deja de portarte como una cualquiera. Ya hemos soportado suficiente de tu patético juego de niña malcriada, lo que necesitas es mano dura para que entiendas —espetó mi padre con desprecio.

Call MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora