Extra Uno

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6 Meses después del epílogo

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6 Meses después del epílogo.

Kyle me hizo vestir elegantemente para asistir a una cena, y para mi sorpresa, me llevó a un conservatorio. No me importaba llevar un vestido largo, un abrigo pesado o joyas llamativas, pero los verdaderos villanos eran los zapatos de tacón de 15 centímetros que llevaba puestos.

—¿No se supone que debíamos estar en la cena del primer ministro? —pregunté con un toque de frustración.

Kyle se rió, ya que había estado quejándome durante un rato.

—Tranquila, no les importará si llegamos un poco tarde —respondió con calma.

Suspiré profundamente y continué caminando. Sin embargo, un crujido repentino me hizo detenerme en seco, mi tacón se había atascado en una de las baldosas del suelo.

—Esto es suficiente, si crees que voy a seguirte así vestida, estás equivocado —le regañé, mientras intentaba desatascar mi zapato, sin éxito.

De repente, noté que su alta figura se arrodillaba frente a mí para ayudarme con mi problema. Cuando mi tacón finalmente cedió, enderecé mi ropa y me preparé para continuar. En menos de un segundo, un par de brazos rodearon mi cuerpo y fui levantada sobre su hombro.

—¡Kyle, bájame! —le ordené.

Mi collar de mariposa amenazaba con caer justo sobre mis labios; si gritaba, el accesorio se metería en mi boca. Este tipo tenía una suerte inaudita.

—Si hubiera sabido que podría hacerte callar simplemente poniéndote en esta posición, lo habría hecho hace rato.

Con un esfuerzo sobrehumano, extendí la mano para darle un golpe en el trasero. En estos seis meses, habíamos llegado a ser mucho más cercanos, tanto que la ropa parecía estorbar en los momentos más inoportunos.

Mi relación había sido prácticamente un sueño hecho realidad, excepto por la constante intromisión de los medios. Eso era una molestia para ambos. Kyle había descubierto el potencial de los tabloides; si bien las noticias sobre nuestra relación generaban chismes, también significaban que los ojos del público se posaban más intensamente en su trabajo.

Es decir, las proyecciones indicaban un alto porcentaje de posibilidades de ganar en la próxima campaña para la que se estaba preparando. De ser así, Kyle se convertiría en senador. Sin duda, contar con la ayuda de su padre había acelerado el proceso.

—Cielo, podrías dejar de pegarme, eso me está poniendo cachondo —bromeó.

O tal vez no debía dejar de hacerlo.

—Bájame.

Él se detuvo y me puso de pie.

—Quiero que cierres los ojos —pidió.

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