Capítulo 40

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La miré sonreírle a Bautista escondido detrás de una columna de su facultad. Hace tres días que había evitado a Lola. No podía estar cerca de ella sin recordar lo hice. Sentía que la había traicionado porque aunque no estuviera juntos la amaba, pero lo hice por ella porque sino Emilia no solo se lo hubiera dicho a Lucas, también lo publicaría para que todos se enteran que tenía con la hermana de Lucas y no la dejarían en paz. Ella no estaba por completo consciente de que la gente podía ser invasiva y que pensaban que por ser conocidos tenían derecho a meterse en nuestra vida privada. Existían personas respetuosas y sabían que si les pedía que no la molestaran no lo harían, pero había otros que no.

Mis manos se clavaron en la columna cuando lo vi a Bautista mirarla de nuevo de esa forma. Entonces paso algo que no esperaba. Ella también lo miró y por unos largos segundos antes de volver su vista a la nada, su mundo.

Metí mi mano en mi bolsillo del buzo para sacar un boleto de avión. Había organizado con Lucas un viaje a Ushuaia con Lola. No fue necesario hacer nada para convencerlo porque él me dijo que quería irse de Buenos Aires por al menos unos días. Estaba diferente desde que Emilia termino con él. Como en todas sus relaciones que terminaban él se puso a llorar. Se le pasaba después, pero esta vez estaba serio. Le pasaba algo y aunque le pregunte que le pasaba no me dijo nada.

Lo sentía distante.

Lo peor de toda esta situación era que Germán me dijo algo que no podía quitarme de la cabeza.

—¿No pensas que está haciendo mal que tu vida gire alrededor de los hermanos Di Bianco Romero?

Me hizo cuestionarme todo y llegué a una conclusión. No tenía una vida aparte de ellos, ¿Pero eso era malo? Lucas era mi amigo casi toda mi vida y estuve en la de Lola desde que nació, los dos eran mi vida.

Me di la vuelta para comenzar a caminar rápido hacía la salida. No sé porque vine si era obvio que iba a estar con él. No sabía cual eran las intenciones de Bautista, pero no creo que sean malas. Era un buen chabón.

—¿Por qué estabas escondido detrás de la columna?

Me asuste al verla atrás mío.

—No estaba escondido.

—Sí, estabas escondido, mirándonos a Bautista y a mí.

¿Cómo se dio cuenta?

—No.

—Estás mintiendo porque te vi escondido detrás de la columna.

—Bueno, si, estaba escondido.

—¿Por qué estabas escondido?

—No quería que me veas.

—¿Por qué no querés que te vea?

—Porque hice algo malo.

—Porque hice algo malo —repitió.

—Quiero que sepas que te amo, Lola, Lola.

—También siento lo mismo por vos.

—¿Me amas?

—Sí, te amo, Rodrigo.

Me quede callado.

—¿Podes ser mi novio de nuevo?

—No.

—¿No?

—No sé.

—¿No querés ser mi novio?

No le pude contestar porque me fui corriendo. No me entendía. Había esperado este momento desde que terminamos, pero podía volver con ella después de lo hice.

—No éramos nada —me repetí, intentado hacerme volver para decirle que sí a Lola.

Mi celular sonó. Me había llegado justo un mensaje de ella.

Lola, Lola
💔

No me aguante y le conteste.

Rodrigo
Te amo, Lola, Lola.

Lola, Lola
No me querés más.

Rodrigo
Eso no es verdad. No sabes lo hice por vos.

Lola, Lola
No me querés.

Rodrigo
Te amo.

Lola, Lola
¿Por qué te fuiste?

Rodrigo
Porque soy un pelotudo.

Todo lo hice por ella, ¿Y la iba a dejar ir? No, tengo que dejar de hacerme la cabeza y dejarme de joder. La amo y no me importa nada en este momento ni siquiera Lucas. Entonces le envié un mensaje a él.

Rodrigo
Quiero que entiendas que no elegí esto, pero siento algo por Lola. Estoy enamorado de ella.

Media hora después encontré a Lola caminando junto a Bautista hacía el departamento de Lucas.

—Necesito hablar con ella —le dije a Bautista.

—¿Querés hablar con él, Dolly?

—No.

—Lola, Lola, por favor.

—¿Los dejo solos? —me pregunto Bautista.

—Sí, hacelo.

—No la lastimes más, por favor.

—Sí quiero ser tu novio, Lola, Lola —le dije, apenas Bautista se fue.

—¿Entonces por que te fuiste?

La miré a los ojos y me di cuenta que los tenía rojos, ¿La hice llorar?

—Me asuste, pero estoy acá ahora.

—¿Por qué te asustaste? No soy un monstruo.

—No, no lo sos.

Lleve una de mis manos hasta sus ojos, pero no la toqué.

—¿Te puedo tocar, Lola, Lola?

—Sí.

Le sequé las pequeñas lagrimas que salían de sus ojos.

—¿Cómo te diste cuenta que me amas? —le pregunté, separándome un poco de ella.

—Me gusta dibujar pingüinos y flores, pero ahora no puedo porque siempre termino dibujándote.

Recordé los dibujos que ella tenían guardados en su cajón.

—El doctor Skrokov dijo que para darme cuenta de si te amo es que sepa que me haces sentir y me haces sentir amor, Rodrigo.

No sabía que decir.

—¿Me seguís amando o no me querés más?

—Te amo, Lola, Lola.

Ella subió su mirada hasta la encontrarse con la mía y sentí que me perdía en el verde de sus ojos.

—¿Puedo ser tu novio?

—Sí, ¿Puedo ser tu novia?

—Sí.

Nos acercamos hasta que no hubo nada interponiéndose entre nosotros. La besé sin pensar en lo que pasaría después. Lo único que sabía era que Lola era mi novia y que si tenía que pelear con mi mejor amigo lo iba a hacer.

Lola, Lola ; Rodrigo Carrera, CarreraaaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora