"KILLING ME SOFTLY." | ⚠ +18 |

[02]

Un golpe seco sonó entre todo el abrupto silencio del sótano. La chica que gritaba pareció callar de repente viendo la horrorosa escena de su única salvación caer al suelo por dicho golpe. No le dió en la cara, pero si entre su cuello y hombro. Sonó tan horrible que quizá con un poco más de fuerza, le hubiera roto el cuello.

Kyojuro pensó que se desmayaría por el terrible dolor que sentía, estaba casi seguro que el golpe le esguinzo el hombro; cayó al suelo de lado y su mano fue al espacio de su cuello y hombro de golpe en un intento ridículo de calmar su dolor. Un pequeño grito salió de sus labios, y hubiera gritado más fuerte de no ser porque se mordió la lengua con fuerza intentando callarse.

Akaza habló.

— No sé quién eres, pero no he visto a mis parientes en 10 años, o quizá más.

«¿Quién?...» pensó Kyojuro, mirándole desde el suelo mientras se sentaba sobre este y retrocedía con sus piernas. El dolor era tan fuerte y agudo que apenas le dejaba mover su brazo, «¿Quién es esta persona? No, no, el Akaza que yo conozco no es...» Apenas vió que el pelirrosa desvío la mirada al fondo para ver a la chica, lo aprovechó como una buena distracción y momento de huir. Fue como si toda su obsesión desapareciera de repente y el deseo de tocarlo y ser tocado se hubieran convertido en una especie de carrera para no morir. Sabía que moriría, estaba casi seguro de eso. Su fuerza simplemente jamás se compararía con la de aquel hombre que tenía enfrente. Se levantó rápida y ágilmente del piso mientras aún tenía su mano sobre su cuello y miró las escaleras del sótano para correr hacia ellas pasando de largo a su contrario. Pensó en taclearlo, o al menos empujarlo para que cayera al suelo y tener unos tres o cuatro segundos de ventaja en su huída, pero descartó la idea rápidamente y se priorizo en huir.

Ni siquiera alcanzó a pisar el primer escalón en cuanto sintió como la mano de aquel hombre le jaló del gorro de su sudadera, ahorcándolo y tirándolo al piso en consecuente. Su codo fue directo a la espinilla de Akaza y este jadeó de dolor, soltandolo. De nuevo, Kyojuro se levantó lo mejor que pudo y corrió hasta las escaleras mientras sentía su respiración acelerarse cada vez más por los nervios.

Y cayó.

Akaza le había golpeado con el bate directamente en la parte trasera de sus rodillas, haciéndolo caer por estás mismas. No había subido mucho, pero el dolor creciente de su cabeza azotándose con el pavimento le hizo marearse al menos veinte segundos. Cuando miró al suelo de manera débil, vio lo que suponía: sangre. Cuando el mareo empezó a pasar, su oído logró captar las pisadas del único de pie acercarse. Le miró y la silueta grande y alta de aquel hombre ahora era demasiado borrosa. Cómo pudo, retrocedió igual que al inicio, sentado en el pavimento arrastrándose hacia atrás. No supo con que chocó, pero sí sabía que Akaza estaba aproximándose hacia él con el bate en manos, dispuesto a matarlo. En su mente la frase «Voy a morir» se repetía segundo a segundo, y en cuanto vio el bate alzarse para asestar un golpe, su instinto de supervivencia eliminó todo rastro de mareo o malestar. Habló, gritando.

— ¡Me enamoré! — le dijo, mirándole fijamente. Akaza detuvo sus movimientos, dejando el bate arriba de su cabeza estático — ¡Universidad Sungsoo, clase 2011!, ¡Estaba en la misma clase que tú! ¡Te vi en el ejército también, tú fuiste quien me salvó de mis superiores! — a este punto, sus manos estaban temblando del miedo mezclado con los nervios, y de un momento a otro, empezó a llorar; sintiéndose excesivamente pequeño — ¡Y-y desde entonces yo…! — jadeo, sintiendo que se le iba el aire— Yo nunca pensé que te molestaría algo así, p-pero, ¡Me gustas! D-demasiado….

Akaza lo miró, haciéndolo menos con la vista. Pareció pensar un poco lo que haría, y entonces, se puso en cuclillas quedando cara a cara con el rubio el cuál parecía tan asustado como un pequeño ratón frente a un gato enorme. Su mano se acercó al rostro del mayor y este cerró sus ojos y se hizo pequeño en su lugar; pasó su mano por su frente y sus dedos los enredó en su cabello rubio, acariciándolo en la cabeza.