"KILLING ME SOFTLY." | ⚠ +18 |

[03]

Entre toda la semi oscuridad del sótano, pequeños gemidos se escuchaban entre el eco de las paredes. Susurros como «D…Duele…», «Au-auch…» eran los que más predominaban.

«Duele mucho… U-uhh A-Akaza…»

El nombrado suspiro, jadeante. Su cuerpo estaba lleno de sudor e intento ignorar al rubio. No fue hasta que este se removió con más brusquedad repitiendo lo mismo una y otra vez que finalmente perdió la paciencia.

— ¡Cierra la boca! — le gritó desde donde estaba. Tomó un pequeño frasco con píldoras que estaba en el suelo, y se lo aventó; rebotando contra la carne expuesta. Estaba haciendo ejercicio en el sótano: Flexiones. Y Kyojuro estaba acostado de lado en suelo mientras se quejaba del dolor de sus piernas y cuerpo a al menos un metro de distancia con él, dándole la espalda.

El frasco rodó por el suelo, y el mayor volvió a removerse mientras decía un débil «E-es que d-duele…»

Se levantó de poco, tronando sus manos y estirando su cuerpo para relajar sus músculos. Puso una de sus manos en su cuello y lo sonó mientras giraba su muñeca contraria escuchando como su hueso tronaba por el sobreesfuerzo. Acomodó su pantalón corto —que es lo único que tenía puesto a aparte de unos tennis deportivos— y volvió a hablar.

— Ya habías estado calmado en la mañana. Y ya hablamos de esto — le regañó — nada de ruido, nada de lloriqueos. — se acercó a él mientras sobaba sus brazos y se agachó para tomar una de las tantas latas del suelo vacías. Suspiro, mirando fijamente su espalda — Ya te dije, poco a poco a la semana. Ya te di medicinas, ya te vendé; ¿Qué más quieres? — le siseo, escuchando el sonido de Kyojuro mascando algo, ¿Por qué no le respondía? ¿Por qué estaba quejándose hace rato y ahora estaba tan callado comiendo quien sabe que cosa?, molesto, tomó bruscamente una de las manos ajenas y lo obligó a girarse con brusquedad. Escuchó como el rubio jadeo de dolor — ¡Deja de tragar y mírame cuando te hablo!

Kyojuro le miró de manera asustada, casi como si estuviera en un ataque de pánico. Pero callado, como siempre. Akaza miró como de la camisura de su boca quedaban pegadas algunas pastillas analgésicas y el resto regadas en el suelo, se las estaba comiendo.

Le volvió a hablar, pero ahora, con un tono ronco y cínico, casi burlón.

— Piel y huesos — le susurró, pasando sus manos por la clavícula y cuello del rubio— ¿Dónde quedó la capa de grasa?, nada mal, ¿Uh? — le sonrió, rompiendo la lata que había tomado del suelo, quitándole la tapa dejando el aluminio expuesto, haciéndolo una especie de cuchillo circular improvisado. — La sensación… — se puso sobre él, estirando su piel de la clavícula con ambas manos mientras Kyojuro se dejaba tocar, puso la tapa de la lata sobre la blanca y tersa tez, clavando el aluminio en esta empezando a cortar — La inexperta sensación de cuando te corto… — Jadeo, casi como si soltará un pequeño gemido placentero; viendo la sangre empezar a escurrir a los lados, disfrutando plenamente la vista. Sonrió un poco, mostrando sus caninos ciertamente filosos para una persona normal, y volvió a hablar mientras escuchaba al rubio empezar a chillar y removerse bajo él — Cállate, es tu castigo por hacer tanto ruido.

No fue hasta que enterró más la tapa, que Kyojuro empezó a soltar pequeñas lágrimas y se removió con más fuerza. Sin embargo, no se defendía, ni lo intentaba apartar. Cuando quiso someterlo con más fuerza, sintió su rodilla húmeda. Desvío la mirada al lado, y se dió cuenta que el rubio se había orinado. Suspiró, iba a pasar en algún momento y lo sabía.

— A ver… — dijo, algo cansado — Vamos arriba. Anda.

Y tal como dijo, le quitó los grilletes y las cadenas, dejándolas caer al suelo. Lo sostuvo del brazo con brusquedad y lo alzó como pudo. El brazo del mayor quedaba sobre sus hombros y el resto se sostenía por si solo. No lo iba a cargar, solo le ayudaba a ser una especie de apoyo por sus piernas.