54 | Los besos que quemaron el invierno, II

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     • Irina pov's •

XIV. Las estrellas del pasado.

     Para cuando Skirk llegó al departamento, yo ya había preparado algo para comer y me había sentado a leer unos periódicos que encontré en el armario.

     «¡"Other Dream", la nueva cafetería sensación de Snezhnaya!», «"The Sweet Winter" pierde clientes» y «Fallece la pequeña Lily Petrov, hija del dueño de "The Sweet Winter"» eran algunos de los titulares del diario más antiguo, que eran acompañados por diversas fotografías de "Other Dream" y una pequeña imagen del señor Vladislav Petrov (Pulcinella) y de muchas otras personas en el funeral de la pequeña; en una esquina, se podía ver la cafetería "The Sweet Winter" con el cartel de "Cerrado" en su puerta de entrada.

     Mi teoría de que el café había ido en declive tras el fallecimiento de la hija del señor Petrov era confirmada por las palabras de la cuarta y sexta página del cuarto diario, pues entre el primero y este, habían pasado dos meses y el café del viejito no había vuelto a abrir sus puertas en todo ese lapso de tiempo, lo que tenía preocupados a sus clientes más frecuentes y al mismo tiempo les obligaba a asistir al otro café de la ciudad; en el diario siguiente, toda la página tres estaba llena de reseñas y comentarios sobre la alta calidad y el buen ambiente del café de "Other Dream", dejando muy en claro que los clientes no tenían pensado asistir a otro sitio.

     — ¿Qué lees? — preguntó Skirk, saliendo de la cocina con un plato de sopa en sus manos —. No sabía que habías comprado el periódico.

     — Los encontré en mi armario — respondí, sin despegar la mirada de la fotografía del último diario, en la que, tras un año y medio de inactividad, el café del señor Vladislav volvía a abrir sus puertas, pero sin recibir a demasiados clientes incluso en el día de su reapertura —. A grandes rasgos, es la historia de la cafetería del señor Petrov.

     — ¿Oh? — se sentó frente a mí —. ¿Y qué descubriste?

     — ¿No conoces la historia? — pregunté.

     — No, ¿Me perdí de algo importante...? — se llevó la cuchara a la boca.

     — El declive del lugar fue causado por el fallecimiento de la hija del señor Petrov — respondí; ella tosió con fuerza —. Coincidió justo con la época en la que había llegado competencia a la ciudad, y bueno, entenderás que él no debía de tener muchas ganas de tratar con personas en una situación así.

     — Ouch... No esperaba que esa fuera la razón... — bajó la mirada, rascándose un poco la nuca —. Es... Dios...

     Asentí en silencio, entendiendo a qué se refería.

     — Pero antes parecía ser una persona normal-

     — Supongo que aprendió a lidiar con su tristeza por su propio bienestar, a fin de cuentas, la vida sigue aunque la pena intente hundirnos — suspiré —. Es la hipocresía del mundo... Dicen que debes rodearte de amistades para superar la tristeza, y cuando más lo necesitas, todos empiezan a alejarse y te excluyen porque "Aún se está recuperando".

     — ¿Lo has vivido?

     — Cuando falleció mi abuela, pero era bastante pequeña para comprender lo que estaba pasando — cerré el periódico y lo dejé junto a los demás —. No obstante, ví como todo el mundo nos trataba distintos y parecía no querer pasar tiempo con nosotros, así que...

     — Ya veo... — suspiró, con una triste mirada en su cara —. Después de que te fuiste, él volvió y se sentó a escuchar cada pieza que toqué. No me lo dijo directamente, pero se nota que extraña ver su local lleno de vida.

Counting Stars [Lumine x Childe]Where stories live. Discover now