Capitulo 10

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POV Malú

Tras prácticamente echar de mi cuarto a Vanesa cierro la puerta y me apoyo contra ella, no puedo evitar soltar una risita, se veía tan graciosa toda roja de la vergüenza. Cómo es posible que de un momento a otro pase de ser una cascarrabias malhumorada a este ser tan vergonzoso. Espero que lo que resta de vacaciones sea su segunda versión. Estoy cansada del viaje así que decido cambiarme de ropa, me pongo unos shorts sueltecitos de color rojo y una camiseta blanca sin mangas y me tumbo en la cama, no sin antes poner el despertador, son las 12:45 y no planeo dormir todo el día, así que pongo mi alarma a las 14:45, con un par de horas serás suficiente.

Qué a gustito se está en el mar, llevo más de quince minutos flotando en cruz, y la verdad es que podría estar así horas. De pronto noto que algo me roza la pierna derecha y me sobresalto, saco mi cabeza del agua y miro a mi alrededor, pero no logro ver nada, así que vuelvo a mi anterior posición, unos segundos después vuelvo a notar otro roce en mi pierna, esta vez me altero un poco más y con las prisas de ponerme de pie siento un tirón en el muslo, es cómo una descarga eléctrica que me impide estabilizar mi cuerpo en el agua y empiezo a hundirme. El dolor persiste y yo no logro mantenerme a flote, pero cada vez que abro la boca para pedir ayuda, lo único que consigo es que me entre agua y no pueda salir ningún sonido de ella. Poco a poco voy perdiendo energía y ya no puedo ni siquiera mantener la cabeza fuera del agua. ¿En serio así es cómo va a ser mi final? ¿un calambre acabará conmigo? No he terminado ese pensamiento y noto unos brazos que me agarran y me llevan a flote, cuando logro abrir mis ojos la veo frente a mí. Se me queda mirando con cara de preocupación y cuando voy a hablar me sumerge de manera brusca en el agua y me mantiene ahí, yo lucho con las pocas fuerzas que me quedan y abro mis ojos debajo del agua dirigiendo mi mirada a Vanesa y veo una sonrisa en su cara, con mi último aliento grito si nombre bajo el Agua

V: ¡Malú!, ¡Malú! — Los gritos de Vanesa me despiertan y me incorporo en la cama, estoy sudando y casi sin aliento. — ¿Estás bien? — me pregunta preocupada

D: No gracias a ti — le digo poniéndome de pie— ¿En serio querías ahogarme? — noto como me mira confundida

V: ¿De qué estás hablando?

M: De mi sueño, justo ahora, estaba en el mar, me dio un calambre y cuando pensé que venias a rescatarme me hundiste en el agua sin dejarme respirar, pensé que moriría— dije alterada, ella solo me miraba

V: ¿En serio me está reclamando por lo que hice en un sueño? — me pregunta incrédula con los ojos super abiertos

M: Por supuesto— digo caminando hacia la puerta de mi habitación— y ahora déjame sola, no me apetece verte la cara— ella camina divertida hasta la puerta

V: Además de berrinchuda, loca

Después de eso sale de mi cuarto y yo cierro la puerta de un golpe. Tras unos minutos intentando calmarme, veo las cosas con más claridad, había exagerado un montón con lo del sueño, pero es que era tan real que lo único que me apetecía hacer cuando abrí los ojos y la vi delante de mí era darle una bofetada. Creo que me va a tocar pedirle perdón. Salgo tímidamente de mi cuarto y la veo sentada en el sofá con su celular en las manos, me acerco lentamente por detrás y pongo una mano en su hombro, ella da un pequeño saltito al no esperar ese contacto y se gira hacia mí

M: Perdón— digo enseguida— no pretendía asustarte

V: No pasa nada, dice poniéndose en pie

M: Y perdón por lo de antes también— le digo mientras miro al suelo y me froto la nuca, ella se sonríe y suelta un pequeño bufido con el que consigue que vuelva a mirarla.

V: No se preocupe, el sueño ha de haber sido bastante amargo para que reaccionara así— me dice mientras mantiene su sonrisa ladeada.

M: La verdad es que sí que lo fue, pero igualmente no debería haber reaccionado así, lo siento en serio ¿me perdonas? — le digo mirándola apenada

V: No lo puedo creer, la gran María Lucia Sánchez Benítez pidiendo perdón a una simple guardaespaldas— dice divertida

M: Bueno si no quieres aceptar mis disculpas tú misma— digo dándome la vuelta y volviendo a mi cuarto. Antes de llegar a la puerta, ella me coge del brazo y me gira suavemente

V: Espere, espere, solo estaba bromeando, por supuesto que la perdono— dice con su sonrisa ladeada— pero con una condición— se pone seria de repente— Que durante este viaje hagamos una tregua, yo no me burlo de usted y usted no se burla de mi ¿de acuerdo?

M: De acuerdo, pero solo si dejas de tratarme de usted, sólo eres un año mayor que yo, ¿amigas? — le pregunto extendiéndole la mano.

V: Amigas— dice mientras coge mi mano delicadamente.

M: Perfecto pues ahora que ya está todo aclarado pidamos el almuerzo al servicio de habitaciones, me muero de hambre.

Enganchada a ti  (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora